Y el cielo paró de llover, aunque la amenaza de lluvia se cernía en las nubes de Arrabalde cuyos vecinos dejaban entrever, al mediodía de ayer, su preocupación por si podían salir de procesión. Incluso el párroco Pedro Aparicio Blanco consultaba a sus feligreses sobre la conveniencia de salir en procesión antes o después de la misa. Los cerrados nubarrones recomendaron que santa Bárbara saliera a la calle antes de celebrar la misa en su honor. La patrona intercedía ante los cielos para que cesara de llover, porque para eso es la patrona de Arrabalde.

Y lo hizo. La imagen de la mártir santa Bárbara cruzaba el pórtico de la iglesia precedida de otras cuatro vírgenes más en una comitiva procesional abierta por la cruz de guía y dos candelabros de plata. La primera imagen, la de la Inmaculada, seguida de Nuestra Señora del Carmen, de la Virgen del Rosario luciendo sus mejores galas con capa pluvial de paño damasquinado rojo bordado con hilos de oro y la testa coronada de plata, la imagen de la Virgen de Fátima, el estandarte de la santa mártir y, claro está, la patrona presidiendo el desfile.

Con esta disposición se ha hecho siempre y la tradición se mantiene. Al igual que el incesante repique de campanas mientras las imágenes permanecen en las calles, así como el atronador disparo de cohetes y bombas, en número de siete docenas, sólo para la procesión, porque para eso santa Bárbara, de pólvora sabe mucho. Los sonidos musicales de la aprupación bañezana "Rico-Rico" realzaban la comitiva mientras parecía que las nubes se abrían dejando paso a tímidos rayos de sol. Sólo era momentáneo porque los cielos querían volver a arrojar su agua. Pero no lo hicieron. Y santa Bárbara se sentía complacida ante sus fieles devotos que se turnaban constantemente para portar sus andas, al igual que lo hacían con el resto de imágenes. Los niños con su pequeña imagen de la Virgen de Fátima y los demás con el resto complaciendo también la apelación previa del párroco. Y no llovió hasta llegar al templo para celebrar la misa. Poco después, sobre la tierra caían unas tímidas gotas, pero los vecinos disfrutaban del vermouth esperando poder desquitarse en la sesión de baile de la noche con una disco móvil. En la noche del sábado, el grupo musical Bristol tuvo que suspender su actuación porque las gotas de lluvia no cesaban de caer sobre la ya más que mojada tierra de Arrabalde.