La parroquia de Santa Marina de Barcial del Barco tendrá que buscar financiación para volver a instalar el retablo sobre el muro del altar mayor. El conjunto de madera que alberga valiosas tablas renacentistas se encuentra depositado en el Obispado de Zamora desde donde saldrá sin fecha aún por determinar, una vez que se obtengan los fondos económicos necesarios para su reinstalación en el templo de Barcial y desde Patrimonio se resuelvan "algunos aspectos técnicos" para preservar de la humedad y agentes externos las pinturas, explicó ayer el párroco Santiago Martín Cañizares. El cura párroco ya adelantó a sus feligreses, a mediados de julio pasado con motivo de la fiesta de la patrona Santa Marina, que los costes supondrían una cantidad aproximada de 40.000 euros. Cantidad esta demasiado importante para una pequeña parroquia como la de Barcial del Barco que disponía en julio únicamente con 3.000 euros, dijo Martín Cañizares.

Desde la parroquia de Santa Marina no sólo se busca financiación a través de colectas, sino que, como ha podido conocer este diario, se baraja la inclusión en programas entre Obispado, Diputación y Junta, así como posibles subvenciones por parte de Patrimonio. La necesidad de preservar las tallas del siglo XVII que constituyen una de las más destacadas aportaciones de la pintura renacentista en la Diócesis de Zamora, pasan por la previa instalación sobre el muro de tierra de la nave cuadrangular, orientado al Este como mandan los cánones, de una estructura que permita el asentamiento y preservación con dignidad antes de colocar las ocho tablas ya restauradas.

Este retablo fue realizado sobre el año 1540 gracias al mecenazgo del Conde de Benavente, de cuya casa noble figura un escudo, aunque con la posterior remodelación de la iglesia en el año 1772 el retablo tuvo que ser adaptado a la altura del testero, quedando fuera del conjunto dos tablas con temas religiosos y otras dos más con las armas de los Pimentel y otro episcopal. Manuel Gómez-Moreno a principios del siglo XX catalogaba el retablo y contabilizaba diecisiete tablas: cuatro en la predela, otras once encajadas en la estructura del retablo, y dos más colocadas en los muros laterales del templo. Ya en el 1973 el sacerdote zamorano David de las Heras denunciaba el avanzado deterioro de la estructura de madera con peligro para las tablas y fue el 19 de febrero de 1977 cuando se desmontó el retablo recolocando las valiosas obras de arte. Pero dos años más tarde, un incidente desagradable llenó de incertidumbre a los vecinos. El 3 de septiembre de 1979 se produjo el robo de algunas de las pinturas que se hallaban colgadas de los muros. Un hecho que se repetía con otra pieza sustraída el 14 de marzo de 2005, aunque esta fue recuperada el 8 de junio de ese año por la Policía Nacional como resaltaba a mediados de febrero de 2013 el director del Museo Diocesano de Zamora y delegado diocesano para el Patrimonio y la Cultura, José Ángel Rivera de las Heras, con motivo de la exposición de las tablas que habían sido recientemente restauradas gracias a la financiación de la Consejería de Cultura que intervino en dos fases para la restauración.