El grave deterioro que sufre la iglesia de Grijalba de Vidriales le está pasando una mayor factura cada vez que transcurre el tiempo. Grietas en sus muros y, sobre todo, las numerosas goteras vienen provocando desperfectos en el importante artesonado mudéjar de esta iglesia declarada monumento nacional en 1982.

"¿Para qué se declara monumento a un edificio si después no se mantiene o lo que es peor, se deja perder?". Esta expresión brota de los labios de cada uno de los vecinos de Grijalba de Vidriales viéndose impotentes ante una situación preocupante. Si sus antiguos y silentes muros pétreos alzasen la voz, sus lamentos llegarían con un clamor incesante hasta el sanctasanctórum de las decisiones de la mismísima Consejería de Cultura, decía este redactor el pasado año.

La situación ha llegado a tales límites que el deterioro va avanzando como reconoce impotente el párroco Miguel Hernández. Este sacerdoteo ya viene desde hace tiempo reclamando una actuación urgente en el tejado del edificio. Otro tanto el alcalde de Granucillo de Vidriales, de quien depende el anejo de Grijalba, Ismael Fernández, quien ya ha llamado varias veces a las puertas de la Junta. Y, más aún, los vecinos que sufren por ese clamor de las piedras pidiendo ayuda.

La Administración parece desentenderse, al menos hasta ahora, de la recuperación del edificio con algo que desde Grijalba no se llega a entender. Una cosa si es cierta, que las grietas en sus paramentos son más evidentes, el tejado necesita una reposición integral y ya por no resaltar la necesaria intervención en el interior del edificio religioso que alberga verdaderos tesoros artísticos y que van desde la arquitectura de cubierta mozárabe, la bóveda con nervios góticos, hasta el imponente retablo de su altar mayor del siglo XVIII de la Escuela de Gaspar Becerra.

Y si el bachiller y reverendo señor Alonso Mateos levantase la cabeza, cuyos restos se recuerdan en una lápida a la altura de los ojos de los fieles, el llanto de las piedras tendría una voz solemne que expandiría su lamento por el valle.

Una inscripción en la lápida advierte que "en el último día de febrero, año de mil quinientos sesentayuno" murió el bachiller y reverendo señor Alonso Mateos, cura de esta parroquia donde se encuentra sepultado dejando al morir rentas para el oficio de misas.

La iglesia de Grijalba, la ecclesia alba o iglesia blanca, ya se ha vuelto gris ante la desidia de Patrimonio, de quien la reconoció como monumento nacional el día 10 de octubre de 1982.