El primer pueblo del valle de Vidriales donde nace el arroyo Almucera, cuyas aguas riegan buena parte de su territorio, es ya el único lugar de la comarca benaventana donde la imagen del patrón desfila por las calles. El obispo San Martín sigue arrastrando en Congosta devociones inconfesables. En el balcón de Vidriales, desde donde se otea un extenso horizonte, la talla del siglo XVIII de la imagen de San Martín luce toda su riqueza cromática una vez al año con motivo de su festividad.

Son las mujeres de Congosta las que se encargan un día antes de la jornada festiva del patrón de procurar que el milagrero obispo de Tours luzca sus mejores galas procediendo a la limpieza de esta rica talla esculpida en madera. Hasta el báculo en su mano derecha parece que cobra vida y una flor depositada bajo el signo del anonimato sobre la mano izquierda que sujeta el libro, aparece ante los ojos de los devotos.

Congosta de Vidriales se resiste a perder sus tradiciones y la imagen de su patrón, del titular de la parroquia, salió ayer a la calle en procesión «como siempre lo ha hecho durante siglos», advertían algunos vecinos momentos antes de comenzar la comitiva procesional. Pero no sucede asi en otras localidades de la comarca donde su patrón San Martín sigue recibiendo homenajes aunque, con argumentos distintos, sin que sobre su rostro se reflejen los rayos del sol. Tal es el caso de Villanázar de Valverde o de Paladinos del Valle, en ambas localidades los vecinos rinden homenaje al santo con una misa en su festividad litúrgica y en la jornada siguiente se acude hasta el camposanto.

Son otros tiempos en que la merma de población y la escasez de curas han venido provocando que los ritos se vayan difuminando poco a poco. Caso contrario en Congosta donde San Martín es festejado con boato y devoción, como se merece.

Desde el viernes, los vecinos festejan a su santo patrón compartiendo en convivencia un almuerzo y una cena. Todos juntos, «en hermandad», al decir de alguno de sus vecinos, degustaron las viandas dispuestas en el salón de las antiguas escuelas. Pero era ayer sábado cuando a las 13 horas el tañido de las campanas convocaba a los vecinos de Congosta a acudir a la misa festiva previa procesión con la imagen del santo por las calles. Hasta la plaza de la fuente, hasta el altozano del pueblo, las calles querían recibir la comitiva vecinal bajo la atenta y agradecida mirada de algún que otro gato apostado sobre los muros de un tapial.

Los cánticos del cura y del coro parroquial se confundían en armonía con los musicales de la charanga «Los Jatas» cuyos componentes del grupo procuraron inundar con sonidos musicales procedentes de sus instrumentos todo el pueblo de Congosta. Un baile vermouth a la salida de la iglesia y los juegos de cartas en el bar Reguri, a la brisca las mujeres y al tute los varones, dieron paso a una visita en la tarde al Centro de Turismo Rural «El Molino» junto al privilegiado enclave natural de la presa. Una verbena y el tradicional magosto en la noche de ayer abren la programación festiva en esta jornada de domingo en la que los vecinos acuden de nuevo a una misa, en este caso en memoria de sus difuntos visitando el cementerio.

Por la tarde la partida de cartas en el bar y la despedida de los festejos con una chocolatada. La agrupación cinegética de Congosta «La Peña» es quien se ha encargado de organizar los tradicionales festejos en honor a San Martín en esta localidad con el sugestivo nombre: «El balcón de Vidriales».