A sus 37 años Zahara Figuero nunca imaginó que sería tan complicado abrirse camino en el medio rural de Zamora. Abandonó un trabajo seguro en la residencia del pueblo para -animada por su pareja- montar una explotación de ganado porcino. Con el colchón de los dos años de paro, comprada y vallada la finca e instaladas las placas solares, en julio de 2013 presentó el proyecto de edificación de una nave, cumplió el farragoso proceso de licencias, el permiso de minas y solicitó la concesión de agua para una granja de unos 1.500 cerdos. Más de 60.000 euros invertidos con el anhelo de ver algún día levantada la nave y a pleno rendimiento.

Zahara es joven y mujer. Cumple los requisitos para acceder a la ayuda de nueva incorporación, que la acaban de conceder. Aparentemente todo a favor para empezar a hacer realidad su sueño. Solo faltaba un detalle, el permiso de la Confederación Hidrográfica del Duero para la excavación de un pozo de sondeo y la extracción de agua. Pero no ha llegado.

Hoy por hoy todo se ha ido al garete. "Dejé un trabajo fijo para meterme en esto y ahora me encuentro con que Confederación me devuelve todos los papales porque no me permiten sacar agua. ¿Es así como entienden que invirtamos y nos quedemos en los pueblos?". Zahara se confiesa "chafada" mientras muestra la finca en Moraleja del Vino donde pensaba levantar la nave de cerdos. Y preocupada porque la condición para recibir la subvención de nueva incorporación es de 22 meses. "El tiempo ha empezado a correr, si no me dan una solución lo puedo perder todo" se lamenta.

El suyo es uno de los muchos proyectos que se han visto paralizados tras la decisión de la CHD de no permitir sondeos de agua de menos de 7.000 metros cúbicos/año y que ha atrapado a muchos jóvenes agricultores y ganaderos, el futuro del medio rural. "Cuando nosotros nos hemos metido en todo esto, la ley lo permitía, no había salido nada de prohibiciones. Porque uno no quiere barullos pero seguramente que en el Juzgado lo teníamos ganado" comenta Ángel Nieto, marido de Zahara.

En Vadillo de la Guareña Silvia Hernández decidió tomar el testigo de su padre, recién jubilado, y presentar un plan de mejora para la nave de cerdos que también saca adelante su madre, Mª del Carmen. Sin un pozo de donde surtirse, hasta ahora se han abastecido con el agua del pueblo, situado a más de un kilómetro. El problema es que "desde hace año y medio casi no viene agua, no hay suficiente y tenemos que tirar de cubas para dar de beber al ganado" explica Mª del Carmen.

La solución pasaba por la excavación de un pozo en la propia explotación ganadera, algo hoy imposible por la prohibición estricta de la Confederación. "A ver qué hacemos" se cuestiona la ganadera después de recibir dos denegaciones. "Hay cosas sin las que puedes pasar, pero una nave ganadera sin agua no es posible; nos toca andar con el tractor y la cuba para arriba y para abajo. Mi hija se ha hecho joven ganadera con la intención de seguir con la explotación y mira qué ganas le van a quedar" comenta la madre en presencia de su hija.

El desencanto es patente es esta familia que ve en el aire la viabilidad de su explotación si en un plazo razonable no hay un cambio en la normativa del organismo de cuenca. Al igual que otros jóvenes que quieren asumir las explotaciones agrícolas y ganaderas, Silvia se ha acogido a las ayudas de nueva incorporación y ahora se encuentra con el dilema de si va a poder ejecutar el proyecto de mejora en la explotación familiar.

"Alguien que vaya a montar un negocio quizás está a tiempo de rectificar y meterse en otra cosa pero es que yo pretendo continuar con lo que ya tenemos y si no me conceden el agua nos van a obligar a cerrar" se queja esta joven ganadera. A su lado Javier Sáez y Enrique Fernández, propietarios de una empresa de pozos de sondeo y "parados desde hace medio año porque se han paralizado todos los proyectos".

Antes de la decisión de la CHD estos empresarios tenían previstas unas quince excavaciones. "El trabajo ha bajado bastante en los últimos años pero nos íbamos arreglando; ahora estamos mano sobre mano" explican. Ellos también son damnificados de esta situación. Dedicados a la excavación de pequeños pozos -precisamente los que prohibe la norma-, Javier y Enrique llevan medio año "con las máquinas paradas en la nave. Y las facturas llegan todos los meses; hipotecas, seguros... el daño es tremendo" advierten.

Tenían un trabajador a su cargo y lo han tenido que despedir. "Esto de los sondeos es una cadena. Para nosotros que hacemos el pozo mal, para el que vende las bombas, los fontaneros, el que vende el hormigón para hacer pórticos y naves... Hay mucha gente perjudicada con esta decisión" apunta Javier que ha participado en muchas reuniones con la CHD. "Han cortado todo y es que estos pozos de pequeñas explotaciones ganaderas no gastan grandes cantidades de agua. Son pozos que van a sacar 7.000-8.000 litros; eso no va a ningún sitio".

"Si no hay agua para todos que se reparta y al que tenga una concesión exagerada que le recorten un poco para que los pequeños también podamos vivir" apunta Silvia. "Ahora mismo más del cincuenta por ciento de los pozos están cerrados, porque al precio que está el gasóleo y la luz no hay quien lo aguante" precisa Enrique Sáez. "Tenían que controlar todas esas cosas y también los pozos que hay ilegales. Yo se lo dije a los de Confederación pero te dicen que ese es otro cantar. Pues eso es lo que tienen que mirar".

En la misma dirección apunta Rubén Rodríguez, joven agricultor de 35 años incorporado hace uno a la actividad agraria en Vezdemarbán. Con el objetivo de ampliar el negocio más allá de la agricultura "por si falla una cosa tirar de la otra", Rubén proyectaba montar una nave de cerdos. Contaba con la ayuda de primera instalación, se hizo con la parcela y ahora se encuentra con "el no rotundo, no dejan sacar ni una gota de agua así que desisto de la nave, tendré que pensar en otras cosas".

Con el revés recibido Rubén no lo duda: "nos echan de los pueblos, están todo el día con que hay que apoyar al medio rural pero estas medidas no hacen más que agravar la despoblación".

Él, como Zahara, Silvia o Esther Heras de Santa Clara de Avedillo han optado por la actividad agraria y ganadera. Con lo que no contaban era con la cantidad de trabas que luchan a diario. "Ante un mercado laboral con tan pocas expectativas me animé a montar una nave de porcino, con todo ya preparado ahora resulta que no me dejan sacar el agua" se lamenta Esther. "Cuando he querido empezar con todo me llega la notificación de la Confederación; no es normal que te aprueben las ayudas y el proyecto para que luego no puedas disponer de agua".

Es el dilema al que se enfrentan muchos profesionales, "obligados a abandonar su proyecto laboral y a emigrar del medio rural si la Confederación no rectifica", expresa la Alianza Upa-Coag que alerta sobre las "graves consecuencias de esta medida".