MARÍA ANTONIA MORÁN | Frutera, 62 años despachando

"Sin fecha, esto se va muriendo más lentamente todavía"

La camaradería entre los industriales hace que sean la familia y uno más

A. F.

Ha sido la primera en bajar la persiana antes del traslado, ya que una lesión en la mano y no tener a quien le sustituya le ha llevado a echar el cierre por anticipado y no cree que reciba el alta antes del cambio de ubicación.

Reconoce que la incertidumbre de la fecha del traslado ha hecho que "esto se va muriendo aún más lentamente todavía, pero todo llegará". También mantiene dudas sobre cómo les va a ir en la carpa de la Marina porque "son cosas nuevas" y siempre queda la inquietud de si todo va a estar acondicionado correctamente o si la clientela responde y sigue fiel. Lo que tiene claro es que la reforma va a ser positiva porque hará "que esté esto en condiciones y sea bonito cuando entres".

Recuerda que lleva en el Mercado desde niña, ya 62 años, cuando el puesto de Frutas y Encurtidos Mari lo tenían sus padres. Al igual que el suyo hay más puestos que han pasado de padres a hijos. "Somos la familia y uno más", bromea al respecto. El mercado es su segunda casa (si no la primera) y junto con el resto de industriales asentados en el centenario centro comercial constituyen también una gran familia.