estrella torrecilla | Gestora de la Oficina Municipal de Turismo del Ayuntamiento de Zamora

"La promoción de Zamora debe englobar a la provincia con la ciudad"

"Las actividades vinculadas con lo agroalimentario tienen que potenciarse, porque, junto al turismo, son motor de la economía"

Estrella Torreccilla

Estrella Torreccilla / Jose Luis Fernández

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Con las Edades del Hombre como horizonte más cercano de uno de los proyectos que va a repercutir de manera especial en el turismo de Zamora, Estrella Torrecilla, encargada de la gestión de la Oficina Municipal de Turismo del Ayuntamiento de la capital y hasta el pasado año directora general de Turismo de la Junta de Castilla y León, desgrana los últimos logros, los avatares, las sinergias y el futuro que le espera a Zamora —tanto capital como provincia— en uno de los sectores que considera "motor" esencial de la economía de la zona.

–¿Cuál es la situación del turismo en lo que lleva avanzado este 2023?

–Atendiendo a las cifras que se manejan desde la Oficina Municipal de Turismo, está siendo un año muy positivo. Comparado con 2019, año prepandemia, donde entre enero y septiembre se sumaron 59.000 visitantes, en este 2023 llevamos 55.000, pero es que en 2022 fueron 51.000 en este mismo tramo de meses, así que se puede decir que ya hemos superado las cifras del año pasado, aunque no ocurre lo mismo con la provincia.

–¿La situación es peor?

–Sus cifras son un poco más retraídas, pero es algo que hay que contextualizar y buscar una explicación, que está en el cierre este verano de dos campings en Sanabria, que suponían 2.400 plazas de alojamiento turístico en la provincia. Y esa es una cifra muy alta para Zamora, que es incapaz, además, atraer una demanda alta sin disponer de la oferta que realmente pueda acogerla en épocas como el verano.

–¿Se puede señalar que ya se ha superado la fase más complicada para el turismo después del COVID?

–Sin duda. De hecho, a nivel nacional se prevé este año la llegada de 85 millones de turistas internacionales, algo a lo que, en algún momento, hay que ponerle punto y final, para abogar por la excelencia turística. Porque esas cifras tan altas están en contraposición con esa sostenibilidad con la que a todos se nos llena la boca, pero que no se tiene en cuenta a la hora de aplicarla. La convivencia en zonas muy turísticas entre la gente que vive allí y los visitantes se está haciendo insostenible en algunos lugares del país.

–¿Cómo se puede solucionar este problema?

–Hay que luchar contra esto de una manera efectiva, alcanzando unas cifras de gasto muy buenas y bajando el número de visitantes para encontrar esa sostenibilidad ambiental, económica y social de la que tanto hablamos.

–Un turismo en auge en los últimos años en Zamora es el de caravana. ¿Cómo es ese tipo de visitante?

–El turista de autocaravana aumentó de manera exponencial con el COVID, porque se aconsejaba no ir a sitios masificados y era una solución para no tener demasiado contacto con la gente. Las áreas de autocaravanas de Zamora están muy bien valoradas por los visitantes y, aunque pensemos que este tipo de turismo no hace gasto, estamos muy equivocados, porque es gente que compra en los supermercados, utiliza las gasolineras, sale a cenar o adquiere productos típicos. Así que, no significa que sea un turismo barato, sino que ha optado por una forma diferente de llevarlo a cabo. Es un turismo, además, que interesa mucho y estoy segura de que desde el Ayuntamiento de Zamora se va a hacer una apuesta mucho más significativa por estas áreas de caravanas, precisamente, porque hay momentos del año donde no se puede cubrir toda la demanda que nos llega.

–¿Sigue siendo un problema para el turismo de Zamora que sea una ciudad en la que no se pernocta?

–En este sentido, creo que el Ayuntamiento, y más concretamente el concejal de Turismo, Christoph Strieder, ha sido muy hábil a la hora de que desde la Oficina de Turismo se venda no solo la ciudad, sino toda la provincia. Desde allí hacemos una tremenda labor en este sentido y, de hecho, en los meses de más baja turística nos centramos en la actualización de las bases de datos de todo lo que hay en la provincia. Es la propia Diputación, a través del Patronato de Turismo, la que nos proporciona todo tipo de material. Ambas instituciones son conscientes de que si queremos aumentar las pernoctaciones en Zamora hay que vender todo, desde los Arribes hasta Sanabria, Toro o Benavente, es decir, la gran variedad de recursos turísticos que tenemos en la provincia.

–¿Las mascaradas también serían un buen reclamo turístico?

–Con las mascaradas ocurre como con otro tipo de actividades en la provincia, como puedan ser las fiestas de San Pedro en junio o de La Concha en septiembre. La gente se las encuentra, no viene a buscarlas. Es decir, no existe una promoción de este tipo de actividades que el turista reconozca y le haga acercarse. Pero después, eso sí, a los turistas les encanta, aunque no tengan un reconocimiento previo. Esa es una labor que debemos crear a la hora de desarrollar actividades, como ocurrió con Fromago y la gran repercusión que tuvo. De hecho, las actividades vinculadas con el tema agroalimentario tienen que potenciarse, porque es su mayor valía, junto al turismo, son los dos motores de nuestra economía. Tenemos que enfocarnos en esas fortalezas a la hora de vendernos, porque todo lo que sea a actividades vinculadas al sector agroalimentario o a la historia y el patrimonio de la provincia atrae muchísimo. Tenemos que lograr tener un recurso al que se le adjudique muchísimo reconocimiento y que haga que la gente se acerque. Turespaña ha realizado una labor muy importante por el turismo de interior, sobre todo después de la pandemia, pero para promocionar Zamora se tiene que trabajar mucho a nivel tanto de Ayuntamiento como de Diputación.

–¿Son ambas instituciones conscientes del potencial del turismo para la economía local y provincial?

–Se implican muchísimo en esta labor y, además, en los últimos años lo están haciendo de manera conjunta, que es muy de agradecer, porque van incluso a las ferias nacionales e internacionales juntos. Están trabajando de una manera muy inteligente, porque no hay promoción de Zamora sin que se englobe la provincia con la ciudad, sobre todo si queremos aumentar en cifras de gasto turístico, que van alineadas con la pernoctación.

–¿Qué considera que puede tener más repercusión para este objetivo, la participación de Zamora en grandes ferias de turismo o esas acciones concretas de promoción de la ciudad y de la provincia en espacios como, por ejemplo, el metro de Madrid?

–Sin duda, lo concreto es mucho más efectivo siempre que lo general. Cuando estás en una macroferia como Fitur, por ejemplo, tu mensaje se dispersa bastante a la hora darlo a conocer, porque a la gente le llega mucha información distinta de diferentes lugares. O haces una inversión inmensa, inviable para un ayuntamiento o diputación como las de Zamora, o te pierdes. Pero cuando pones en marcha una promoción concreta en algún lugar, se consigue un enorme impacto.

–Madrid sigue siendo el mayor nicho de turismo para Zamora. ¿Qué ha supuesto la llegada del AVE, puede afectar negativamente la actual subida de precio en los billetes?

–Está claro que, si se abaratan, habrá un aumento del turismo desde la capital de España, aunque ahora mismo, el precio de la gasolina está muy alto y eso también afectará a cualquier turista que venga en coche. Pero es cierto que el AVE para nosotros ha sido un despertar a la luz, igual que lo fueron las Edades del Hombre en su momento. Ha habido un antes y un después del turismo de Zamora. Y aunque algunos se quejen de que son turistas de un solo día, no le veo el problema. Ellos llegan y gastan dinero, hacen visitas guiadas, comen en algún bar o restaurante, compran en las tiendas y, sobre todo, conocen Zamora y se plantean volver con más tiempo. No nos podemos permitir el lujo de despreciar ese tipo de turismo. También tenemos que intentar ir creciendo en oferta, para que podamos atender toda la demanda, porque hay algunas épocas del año, como por ejemplo Semana Santa, donde esa demanda no encuentra cómo cubrir sus necesidades, sobre todo en el tema de restauración.

–Está a punto de cumplir dos años el aterrizaje de los "free tours" en Zamora, ¿qué ha supuesto para el sector?

–Es una terrible lacra. He pertenecido durante muchos años a la asociación de las guías turísticas y además yo, como empresa, ofrezco también visitas guiadas. La asociación, que tiene desde hace más de 25 años este tipo de servicio, ha visto cómo las visitas individuales, en un 90%, se las está llevando los "free tours". Es como si en tu trabajo pidieras la voluntad a final de mes y el jefe decidiera cuánto pagarte. O que a un fontanero le pagaras según como vieras que te ha arreglado algo de la casa. No se puede trabajar por propinas, eso es contribuir a la economía sumergida de nuestro país y va en contra de toda la sociedad. Porque todas esas propinas terminan en el bolsillo de una persona, no en Hacienda. Nosotros estamos haciendo una labor de boca a boca con el turista y cuando terminamos una visita guiada le agradecemos haber elegido una visita oficial con una tarifa oficial y no un "free tour", por lo que supone para la economía de nuestro país. Mucha gente confiesa que no se había percatado de ello. Estamos pidiendo colaboración con las distintas administraciones y yo en su momento desde la Junta preparé una ley de turismo para que se impidiera de alguna manera estos servicios en Castilla y León, porque lo sigo entendiendo como una lacra. Pero a nivel de administración local también se tienen que implicar, porque es la única profesión del mundo en la que hay gente a la que se le permite trabajar por la voluntad. Y es un agravio para tu profesión el tener que pasar la gorra después de cada visita, porque el trabajo que hacemos ha conllevado unos estudios previos y una preparación tremendos, además de adaptar la visita a cada nicho de cliente.

–Pertenece a la agrupación de Zamora 10, ¿qué acciones se realizan enmarcadas en el turismo?

–Es una de las acciones en las que hay más interés en la mesa de trabajo en la que estoy, la de Cultura y Turismo, donde trabajamos en el desarrollo de distintos proyecto. Nosotros como profesionales, junto con población civil que también quiere involucrarse, sacamos adelante si tienen una cabida en Zamora y, sobre todo, si redundan en una mayor repercusión, desde todos los puntos de vista. Estas propuestas se las entregamos a las distintas administraciones, que son las que los tienen que desarrollar. Todo recurso que suponga una subida de la pernoctación y de visitas de personas a la ciudad va a suponer un beneficio para la provincia. La capital es maravillosa, pero somos conscientes de que se puede ver en un par de días, por eso ahí la Diputación tiene que entrar, para hacer promoción, con lo que toda la provincia se va a beneficiar, junto con sus establecimientos y empresarios.

–¿Están trabajando ya en algún proyecto concreto?

–Tenemos "Zamora 1072", que consiste en poner en valor los acontecimientos históricos que ocurrieron aquí con la muerte ese año del rey Sancho II en el Cerco de Zamora. Sabemos que es un recurso turístico de primerísimo nivel, porque todos los turistas que vienen, cuando la visita llega al Portillo de la Lealtad y les hablas de esa historia, siempre quieren saber más. Se trata, además, de un recurso que solo tiene sentido en Zamora, porque ocurrió aquí. Todo lo que sea algo que realmente sea significativo con un destino turístico concreto, en este caso con Zamora, tiene mucha repercusión. Por eso, desde la institución estamos trabajando ya en este proyecto con el Ayuntamiento, que nos ha acogido muy bien. Es algo similar a lo que ocurre con los amantes de Teruel en esa ciudad. Cada año tienen más visitas con todo lo que organizan alrededor de esa historia. Llevan más de dos décadas y se involucra toda la ciudad. Además, en este caso concreto, las actividades son en febrero, el peor mes respecto a cifras de turismo. Sin embargo, para Teruel, es el más potente. Desde Zamora 10 pretendemos que "Zamora 1072" suponga un evento turístico que la gente de otros lugares apunte en el calendario para venir a visitarnos.

–Lo que está más cerca es la nueva edición de las Edades del Hombre, ¿qué ha supuesto esta buena noticia?

–En 2001 la ciudad tuvo más de 500.000 visitantes solo para ver la exposición, fue un año de récord absoluto. Cuando en 2016 llegó a Toro, la cifra de visitas bajó hasta los 240.000 asistentes, señal de que es un producto que ha ido, lógicamente, bajando, ya que todo son ciclos. Recientemente, en la Mesa de Cultura y Turismo estuvimos con un representante del Obispado, que nos pidió colaboración, porque quieren que estas Edades, desde el punto de vista de la tecnología y de la puesta en escena, sean absolutamente innovadoras. Tienen en mente hacer un producto un poco más revolucionario, que se salga de la estética que ha tenido hasta la fecha. Ya solamente ese planteamiento por parte del Obispado, absolutamente nuevo, dice mucho de la institución, más aún teniendo en cuenta que se trata de una exposición de arte sacro. Además, me consta que el propio obispo de Zamora ha realizado una labor de peso para que volvieran las Edades del Hombre a la ciudad, lo que es de agradecer, sin duda.

–¿El Obispado, como la Diputación Provincial y el Ayuntamiento, es otro actor importante para el fomento del turismo en Zamora?

–No hay más que ver planes como los de la Milla Románica o el impulso que le quieren dar a proyectos como el de hacer visitables las torres de algunas iglesias de la ciudad. Se está trabajando de una manera muy activa e incluso nos piden opinión a las guías turísticas. Me alegra muchísimo ver que existe esa colaboración entre administraciones que, a primera vista, parezca que no tienen mucho que ver con el turismo. Pero el Obispado la tiene, obviamente, porque uno de los pesos turísticos en Zamora sigue siendo el románico.

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