La Opinión de Zamora

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El número de personas sin techo cae un 40% en Zamora tras la crisis sanitaria

Cáritas Diocesana advierte de un incremento de soledad no deseada entre los mayores de la provincia, que cada vez son más vulnerables

Cola de usuarios en Casa Betania para recoger alimentos. Jose Luis Fernández

La pandemia ha minimizado el número de personas sin hogar que Cáritas Diocesana atiende en su centro de acogida. Una situación que encuentra su explicación en la reducción de la movilidad interprovincial que la crisis sanitaria ha traído consigo. Si en el año 2020 la organización católica atendió a 725 sin techo en sus instalaciones, el pasado ejercicio 2021 la cifra disminuyó hasta los 480, compartiendo así una tendencia generalizada a nivel nacional, donde se calcula que ha habido un descenso del 40% en este tipo de movimientos. De esta manera, estos ciudadanos pasan de ser transeúntes a ciudadanos indomiciliados que, con el tiempo, aspiran a salir de la calle y conseguir un alquiler.

Esta es una de las conclusiones que se desprende de la memoria anual de Cáritas Diocesana de Zamora correspondiente al año 2021 presentada este pasado jueves por Antonio Jesús Martín de Lera, delegado de la organización, con la presencia del obispo Fernando Valera. Durante el pasado ejercicio, pasaron por los diferentes programas un total de 12.482 zamoranos, lo que significa que un porcentaje muy importante del conjunto de la población provincial se ve en la obligación de recurrir a los servicios que presta la Iglesia para poder vivir con cierta dignidad.

Cáritas, que llega a los lugares donde las instituciones no consiguen acceder, cuenta con 323 personas contratadas y más de 800 voluntarios que tratan de prestar ayuda a quienes más lo necesitan. Antonio Jesús Martín de Lera ha advertido de un notable incremento de los casos de soledad no deseada. “Personas mayores que viven solas y que también mueren solas, sobre las que hay que tener una especial atención para evitar situaciones indeseadas”, ha señalado el máximo responsable de la organización.

La inflación en la cesta de la compra y el encarecimiento de los suministros energéticos ha supuesto también un mazazo para no pocas familias de la provincia de Zamora, que han acudido una vez más a Cáritas como último recurso. “El que antes podía hacer frente al pago de cuatro recibos, a lo mejor ahora solo puede pagar uno y tenemos que hacernos cargo del resto”, ha indicado Martín de Lera, quien ha citado los últimos datos incluidos en el Informe Foessa. “Aquí, la exclusión social ha pasado de un 14% a un 18% durante la pandemia”, ha advertido.

La organización ha citado males endémicos de Zamora como es la precarización del trabajo, la falta de empleo y la ausencia de tejido empresarial. “Todo ello puede producir problemas de salud mental, que están directamente derivados del modelo de vida y de sociedad actual”, ha señalado el delegado de Cáritas Diocesana. Al respecto, se ha incrementado de forma exponencial el número de personas “que necesitan ser escuchadas y acogidas”, de manera que también se ha dado mayor empaque al equipo de voluntarios que llevan a cabo esta importante labor social.

Los mayores, por otra parte, son otro pilar fundamental del trabajo que desarrolla la organización en la provincia. El pasado año fueron 560 las personas atendidas en las diferentes residencias desplegadas por todo el territorio, como son las de Villarrín de Campos, Alcañices, Carbajales de Alba, Toro, Fermoselle y Zamora capital. Este programa ofrece una atención integral centrada en la persona, atendiendo a sus valores, identidad, biografía y expectativas, buscando una integración plena en la comunidad y siempre teniendo en cuenta el pleno respeto a su dignidad, siendo la familia un apoyo fundamental en el cuidado y atención, como así se pone de manifiesto en la memoria anual en la que la organización hace un repaso por toda su actividad con las personas vulnerables y más necesitadas.

El presupuesto que maneja Cáritas Diocesana de Zamora asciende a más de diez millones de euros anuales, que son sufragados en su mayor parte por donantes, suscriptores, aportaciones y ventas de comercio justo. A ello hay que sumar otro tipo de ingresos institucionales que llegan de las administraciones locales, regionales y estatales, así como del Fondo Social Europeo y de la Conferencia Episcopal, como así se pone de manifiesto en las cuentas presentadas este jueves por la entidad.

Programas educativos para menores con escasos recursos

Cáritas Diocesana de Zamora desarrolla acciones con personas y colectivos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad a través de recursos y servicios que sirven para potenciar su desarrollo personal y social, además de dar respuesta a sus necesidades. El pasado año, 133 menores fueron atendidos en el programa de infancia, que busca ofrecer herramientas educativas, en un marco de educación no formal, a niños de entre 6 y 18 años, potenciando un adecuado desarrollo integral de los menores en su tiempo libre. Además, 270 personas fueron atendidas en la escuela de animación y tiempo libre Azemur, que es la que organiza también los campamentos de verano. En el apartado de inmigrantes, 111 personas se beneficiaron de este programa de Cáritas Diocesana que busca favorecer, promover y potenciar la integración de las personas inmigrantes que llegan a España, bien en busca de una vida más digna o bien deseando mejorar la que tienen.

La entidad trabaja con más de 600 personas con adicciones

Dos centenares de personas pasaron el pasado año por el programa de reclusos y exreclusos de Cáritas Diocesana de Zamora, que interviene tanto fuera como dentro del centro penitenciario de Topas. El objetivo final es que la persona “tome conciencia de su situación y sienta apoyo a lo largo de su itinerario de reinserción social”. Por otra parte, la organización trabaja también con personas con adicciones a través de distintas iniciativas. El programa Fénix/Ícaro atendió en 2021 a 158 jóvenes de entre 11 y 21 años con consumos problemáticos de drogas y alcohol. Además, 242 ciudadanos pasaron por el Centro de Atención al Drogodependiente y 96 forman parte de Proyecto Hombre, que es la comunidad terapéutica en la que se realiza un tratamiento integral de drogodependencias. El Centro Regional de Rehabilitación de Alcohólicos San Román, situado en la localidad de Peleagonzalo, ha atendido a 113 personas que buscan la deshabituación y rehabilitación para la seria problemática que es el alcoholismo.

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