La Escuela Politécnica Superior de Zamora, con la catedrática del área de Tecnología de los Alimentos, Isabel Revilla, a la cabeza, participa en el proyecto europeo mEATquality. “La idea es hacer cambios en la producción, es decir, con los ganaderos, buscando sistemas que mejoren el bienestar animal y la sostenibilidad medioambiental para repercutir en la calidad de la carne, trasladando estos datos tanto a los productores como al consumidor”, resume la investigadora del Campus Viriato.

El estudio cuenta con un presupuesto de seis millones de euros para cuatro años, el último proyecto financiado por el programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea. Recientemente, todo el equipo, formado por organizaciones relacionadas con el sector cárnico tanto de cerdo como de pollo e investigadores de universidades de siete países diferentes —Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Polonia, Dinamarca, Italia y España— se reunieron de manera virtual para dar los primeros pasos de la investigación, con el inglés como idioma común.

Isabel Revilla, en uno de los laboratorios de la Politécnica. Ana Burrieza

En la Politécnica se tendrá que esperar todavía dos años para ponerse manos a la obra y analizar las muestras de carne de los ejemplares estudiados, que les llegarán desde la Universidad de Córdoba. “Allí van a trabajar con cerdo en dehesa, intentando una mejor calidad ampliando su espacio, su bienestar y la sostenibilidad medioambiental”, pone como ejemplo. “Lo que se busca con todo ello es producir una carne de alta calidad”, añade. Y esa calidad se comprobará en los laboratorios del Campus Viriato. “Los análisis se harán tanto de la composición básica como de la autenticidad, Queremos buscar herramientas que permitan autentificar que esa carne es de donde se dice, en este caso España, para poder conseguir una trazabilidad y autentificación del producto”, subraya.

El proyecto también contempla catas con consumidores y paneles de expertos, para poder transmitir esa información a todos los puntos de la cadena. “Es algo muy ambicioso”, reconoce, pero espera que los buenos resultados “hagan que cada vez más productores se animen a tomar estas medidas más sostenible”, aspira.

Revilla destaca del proyecto esa línea de trabajo “que completa toda la cadena alimentaria, desde el productor hasta el consumidor, porque implica a todos los sectores”, valora, además de que los resultados “van a ser interesantes para ganaderos y clientes, sin quedarse solo en la comunidad científica, sino que llegará a la sociedad en su conjunto”, aplaude.