Zamora cuenta con más de un millar de explotaciones de ganado ovino que suman unas 540.000 hembras reproductoras, lo que significa que hay aproximadamente tres ovejas por habitante en la provincia.

Un reciente informe del Ministerio de Agricultura sitúa a Zamora como la líder indiscutible del sector en Castilla y León. La comunidad es, a su vez, la región con el mayor número de explotaciones de ovino de leche (58% del total) y la región con la segunda mayor cabaña de ovino de carne (16% del total), tan solo por detrás de Extremadura.

La supervivencia de las explotaciones de ovino es clave para frenar la despoblación. A diferencia de lo que sucede con otro tipo de actividades, los ganaderos de ovino siempre residen en la localidad donde tienen su explotación, a pocos metros de sus ovejas, que requieren cuidados a diario.

La actividad ganadera asienta población en el medio rural

El relevo generacional dentro del sector del ovino es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la sociedad zamorana para garantizar la supervivencia de un sector en el que la provincia es líder indiscutible a nivel regional y nacional. Indirectamente, también para garantizar la supervivencia de los pueblos: donde se asienta un ganadero joven, se asienta una familia que contribuirá a mantener la escuela y otros servicios públicos.

En este marco, la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León ha convocado ayudas a la incorporación de jóvenes a la actividad agraria, dotadas con una partida presupuestaria de 40,2 millones de euros.

El plazo de solicitud permanece abierto hasta el día 29 de abril. El ovino-caprino está considerado en las bases como uno de los sectores estratégicos para los que se incrementa la ayuda básica de 25.000 euros. Los solicitantes podrán obtener una subvención aún mayor si cumplen otros requisitos como ser mujer o solicitar la titularidad compartida de la explotación.

Retos a los que se enfrenta el sector

Este subsector tan importante para la provincia de Zamora se enfrenta a distintos retos, como la protección al lobo ibérico, que genera inseguridad en los ganaderos, especialmente en el caso de las explotaciones extensivas, aunque también se han registrado ataques en naves de ovejas estabuladas.

Por otro lado, la crisis del coronavirus, y especialmente el cierre de la hostelería durante varios periodos de 2020 y el primer trimestre del 2021 también afectó de forma negativa al consumo de lechazos y de la carne de cordero. Según los datos del Ministerio de Agricultura, se sacrificaron en 2020 9.563.679 cabezas en el conjunto de España, menos que en el ejercicio anterior. Pero donde más se notaron los efectos del confinamiento fue en el precio que perciben los ganaderos por sus corderos, que se desplomaba cada vez que cerraba la hostelería.

La unión hace la fuerza

En un contexto de un mercado cambiante, en el que hay muchas explotaciones ganaderas familiares y un número reducido de intermediarios y de distribuidores, el mecanismo que tienen los productores para hacer fuerza es el de agruparse en cooperativas.

En Zamora, la cooperativa Asovino lleva trabajando desde 1989 para mejorar la rentabilidad de las explotaciones de sus socios ganaderos. Lo que hace 33 años era una pequeña agrupación, en 2017 abrió en el polígono Campo de Aviación de Coreses unas modernas instalaciones que cuentan con túnel de congelación, cámaras de refrigeración y congelación, sala de despiece y envasado y oficinas en una superficie de 1.500 metros cuadrados. Actualmente en estas instalaciones procesan más de 140.000 lechazos al año, y han puesto en marcha su propia marca “Lechacito”, además de comercializar unos 40.000 lechales bajo la marca de calidad IGP Lechazo de Castilla y León. También producen cada año más de 13 millones de litro de leche de oveja de los cuales 700.000 litros de leche DO Queso Zamorano.

Poligono Industrial Campo de Aviación / El Roto Coreses