La sexta ola del COVID ha supuesto una explosión de contagios inédita hasta ahora y ha puesto contra las cuerdas a la atención primaria, pero no ha provocado el mismo volumen de hospitalizaciones que los golpes previos del virus. Al menos, por el momento. Esas son las dos conclusiones de trazo grueso que se pueden extraer sobre el comportamiento de ómicron y su efecto contra una población mayoritariamente vacunada y educada en las medidas de prevención contra la enfermedad.

La jornada de Reyes, sin nuevos datos, ha permitido hacer un pequeño balance de las semanas anteriores, un periodo en el que los casos se han disparado hasta el punto de que un 3,5% de la población de la provincia ha dado positivo a lo largo del último mes.

Para valorar esa estadística, hay que ponerla en contexto: hasta entonces, se había contagiado poco más de un 11% los habitantes de Zamora, por lo que los positivos detectados desde principios de diciembre constituyen ahora prácticamente una cuarta parte del total desde el inicio de la pandemia. Y eso que la provincia se mantiene con la incidencia más baja de Castilla y León a 14 días, a pesar de manejarse en sus propias cifras récord, con más de 2.600 infecciones por cada 100.000 habitantes.

Por municipios, el mapa que actualiza a diario la Junta de Castilla y León deja patente que el virus se ha ido extendiendo por todo el territorio en estas últimas semanas. En Zamora, el 80% de los ayuntamientos ha tenido algún caso en ese periodo; así ocurre en todas las cabeceras principales y también en la mayor parte de los lugares más deshabitados.

En los municipios principales, la incidencia está disparada, aunque no en todos los ayuntamientos con la misma intensidad. La capital se sitúa con una tasa de 2.900 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días. Por encima se ubican Benavente (3772), Toro (3.600), Villalpando (3.363), Puebla de Sanabria (4.793) o Alcañices (3.098). Con una incidencia algo menor aparecen Morales del Vino (2.019) o Fuentesaúco (2.205), por citar solamente algunos ejemplos de zonas destacadas.

Con todo, y a pesar de que la sexta ola ya lleva semanas instalada, las hospitalizaciones siguen controladas, con 43 ingresados por COVID en el Complejo Asistencial, cinco de ellos en la unidad de críticos. Son cuatro veces menos que en el peor momento de la pandemia. Además, ya hay un 42,5% de la población vacunada con la dosis de refuerzo, lo que ayudará a limitar la aparición de los casos más graves de la enfermedad por COVID. La esperanza se centra en que se frenen situaciones como las que han provocado la muerte de cuatro zamoranos esta semana.

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