La Iglesia en Zamora presenta una “ruptura” entre los sacerdotes jóvenes y mayores, con “críticas, maltratos y murmuraciones” recurrentes de los unos hacia los otros. Unos servidores de Dios que “se comunican poco con el pueblo”, demuestran “falta de ánimo” y evidencian una “escasa adaptación a la nueva realidad”. De hecho, son reiterativos en la celebración de costumbres que “ya no sirven”, lo que hace que la institución en la provincia permanezca “anclada en otros tiempos”. Existe “miedo a los cambios” y “se trabaja poco con los jóvenes”. Y, además, “no se tienen en cuenta las cuestiones específicas de la pastoral rural”, centrándose en lo urbano y dejando de lado a los pueblos.

Estas son algunas de las conclusiones de la consulta convocada por el obispo Fernando Valera para conocer la realidad de la diócesis de Zamora. Un trabajo en el que han participado con sus respuestas sacerdotes, religiosos y laicos y que debe servir para poner encima de la mesa la realidad social y eclesial de la Iglesia en la provincia para, a partir de ahí, “comenzar a trabajar con un nuevo espíritu sinodal y con la máxima transparencia”. Precisamente, fruto de esta última cuestión, la institución ha decidido publicar el resultado completo de este análisis, a pesar de lo duro que pueda resultar. Un documento en el que se ve, claramente, la ruptura entre la vieja y la nueva escuela.

El análisis realizado por la diócesis de Zamora pone negro sobre blanco la opinión que se masculla entre religiosos y laicos sobre los curas jóvenes. De ellos se dice que tienen “afán de protagonismo y poco afán apostólico” y se les califica como “muy narcisistas”. Además, se les afea que “no tienen disponibilidad” para atender sus funciones. Este es solo uno de los diecinueve puntos que el documento dedica a abordar la problemática sacerdotal, de quienes se dice que demuestran una “falta de relación y unidad”, frente a una cada vez más mayor división. Además, se apunta a un “escaso ardor evangelizador” y a una curia “muy distante del pueblo y de los sacerdotes y ajena a la realidad”. Se ve, en líneas generales, “mucha crítica y maltrato” entre los curas de la provincia de Zamora.

Lee al completo el demoledor informe de la diócesis de Zamora.

De acuerdo a estos resultados, la diócesis de Zamora concluye que la provincia presenta “un presbiterio dividido entre sí, con dificultades para trabajar en comunión, con una importante brecha generacional y un tanto desesperanzado y herido”. Una Iglesia que se percibe “anclada en estructuras ya no válidas y que necesariamente han de cambiarse”, aunque para ello aparecen importantes escollos que lo dificultan como “el debilitamiento demográfico, la crisis vocacional, la falta de implicación de los laicos, la edad avanzada del clero y los fieles y el pesimismo generalizado” en todos los ámbitos.

La diócesis de Zamora, además, es consciente de que la sociedad se encuentra cada vez más secularizada y que “todo lo eclesial tiene cada vez un papel menos significativo”, por lo que ahí explican el distanciamiento entre la Iglesia y realidades sociales como la política o la cultura. “La secularización, el ateísmo y la indiferencia religiosa amenazan el desarrollo de la misión de la Iglesia en Zamora, por lo que hay que buscar formas de acompañar a esos laicos”, reconoce el informe.

Una institución que se guía por la “inercia” y “sin transparencia en la gestión económica”

El análisis realizado por la diócesis de Zamora pone de manifiesto que los problemas no se circunscriben únicamente a los sacerdotes, sino que el ámbito de actuación para mejorar va mucho más allá. Por ejemplo, en cuestiones pastorales, se apunta directamente a una Iglesia “anclada en otros tiempos” que vive de la “inercia”, centrada únicamente en lo sacramental y sin hacer caso a otras cuestiones que deben resultar importantes. En este sentido, las conclusiones del informe solicitado por Valera hablan de una Iglesia “alejada del mundo real, que utiliza un lenguaje que no se entiende y que no es misionera”, dado que “no se tiene en cuenta a los alejados”. A este respecto, se revela una “iglesia acomodada”, con poca participación de los laicos y desconfianza entre pastores, en la que predomina el “individualismo y el personalismo”.

La falta de vocación es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta esta diócesis de Zamora, que tiene sacerdotes muy mayores y una falta de laicos comprometidos. Además, el documento explica que existe “miedo” a abrirse a “hermanos sacerdotes que puedan llegar de otros lugares” para ayudar. En el ámbito estructural, el análisis destaca que existen “estructuras obsoletas de cristiandad que no responden a las necesidades de los fieles”, además de incidir en que “se usan las estructuras eclesiales para intereses personales o del propio grupo”. Igualmente, el análisis expone que existe “falta de transparencia en la gestión económica” y “falta de criterios diocesanos”.

En el capítulo de fortalezas, el informe elaborado por la diócesis de Zamora señala una “religiosidad popular fuerte y potente”, así como el papel relevante de Cáritas a la hora de estar del lado de la gente. Además, se alaba la “disponibilidad, entrega y generosidad de algunos laicos” para ministerios como las catequesis, los coros, las celebraciones de la palabra o la clase de religión, así como la presencia de la Iglesia “en la totalidad del territorio diocesano”. Sobre los sacerdotes, por otra parte, se destaca “su entrega, a pesar de todo” y los beneficios que supone contar con un grupo de curas jóvenes, así como la “disponibilidad” de los sacerdotes mayores. A estos últimos se les reconoce su labor a nivel pastoral para que ésta haya alcanzado las cotas en las que se encuentra actualmente.

La diócesis de Zamora afronta el futuro como una ventana de oportunidades, en buena medida abierta por la pandemia, que ofrecerá la posibilidad de una “apertura a lo espiritual”. La Iglesia apuesta por valerse de las nuevas tecnologías y redes sociales para estar al lado del pueblo, así como a renovarse al tiempo que lo hace la sociedad, para que su labor pueda seguir siendo útil en una provincia con los problemas que mantiene Zamora.