Zamora vive este 17 de febrero un Miércoles de Ceniza anómalo con solo 25 personas en el interior de la Catedral durante la eucaristía debido a las restricciones por el coronavirus. Hasta trece sacerdotes celebran la misa en una jornada en la que la protagonista diocesana es la Cruz de Carne, la reliquia que según la leyenda se utilizó ya para acabar contra la peste negra.

Aquí te ofrecemos una completa galería de imágenes al respecto:

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GALERÍA | Así celebra Zamora este extraño Miércoles de Ceniza José Luis Fernández

La pieza sale este miércoles de nuevo a las puertas de la Catedral como símbolo para pedir a Dios el fin de la pandemia del coronavirus. Siete siglos después, Zamora vuelve a recurrir a la reliquia que ya se utilizó contra la peste negra o muerte negra, que fue la pandemia más devastadora en la historia de la humanidad y que afectó a Europa y Asia en el siglo XIV.

Además, el obispo de la diócesis, Fernando Valera, imparte la bendición sobre los cuatro puntos cardinales de la diócesis en la puerta norte con la Cruz de Carne pidiendo a Dios por el fin de la pandemia, según ha anunciado el propio prelado a través de un decreto. En este vídeo puedes ver el momento:

La cruz de Carne sale de la Catedral este Miércoles de Ceniza en Zamora

La cruz de Carne sale de la Catedral este Miércoles de Ceniza en Zamora C. G.

El obispo se emocionó en el momento de bendecir los cuatro puntos cardinales de la diócesis con la Cruz de Carne, lo mismo que le ocurrió al tomar posesión del Obispado cuando besó la reliquia nada más ser presentado por el nuncio. Poco antes, en la homilía, a la que sólo pudo acudir un reducido número de personas por las limitaciones de aforo impuestas por las autoridades sanitarias, que hicieron que la mayoría de los fieles quedaran fuera del atrio, Fernando Valera hacía el símil: "Son las llagas de Cristo las que besaba y son sus llagas las que hoy, con este gesto quiero que bendigan a nuestra diócesis de Zamora. Al inicio de esta Cuaresma pido al señor el fin de la pandemia y la curación de todo mal, la curación de las heridas interiores, los corazones heridos, esperando a un Dios que me alcance en mi fragilidad, escuchando como San Pablo, tu gracia me basta".

"Bendecir, queridos hermanos, es decir bien, ben dicere, es una llamada, como dice el papa Francisco a vivir una Cuaresma de caridad, una Cuaresma para cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia del COVID 19", señaló el obispo en la homilía.

Es tiempo de crecer, esperar y amar curando heridas, en este gran hospital de campaña en el que se ha convertido nuestro mundo

"Buscad de practicar la justicia, hemos escuchado en el Evangelio, y nos proponía tres cosas, ayuno, limosna y oración. El ayuno, privarse del comer, de todo lo que no favorece tu crecimiento interior. Vivimos en ocasiones esclavizados de nuestros caprichos, de nuestra tozudez, de nuestra vanidad. Etiquetamos con ligereza a los demás. Se requiere una conversión a la pobreza, a la sobriedad, a una vida de austeridad, no solo en las cosas materiales, sino también en críticas, murmuraciones y descalificaciones. Despréndete de tu yo engreído, deja la rigidez y el envanecimiento, pasa a la discreción y al respeto".

Valera apeló también a la "limosna, dar de lo tuyo, darte tu. Un gesto amigo, decir palabras de aliento que reconfortan, que fortalecen, que confortan, que estimulan, dice el papa, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian. A veces, para dar esperanza es suficiente con decir una palabra amable, que deje al lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra, para posibilitar el espacio de escucha en medio de tanta indiferencia. Es una solidaridad de los sentimientos, contra el orgullo de poseer es preciso reaccionar con verdadero amor".

Animó, asimismo, el prelado a "recogerse en oración (...) Esta cuaresma es un tiempo de esperanza, de caminar al encuentro de Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección. Es tiempo de crecer, esperar y amar curando heridas, en este gran hospital de campaña en el que se ha convertido nuestro mundo. Quiero hoy, en esta bendición con la Cruz de Carne también recordar a todos los que cada día hacen el milagro de atender a nuestros enfermos, que se juegan la vida, a nuestros sanitarios que tanta entrega y tanto bien hacen, de todas las personas generosas, de tanto bien que hay a nuestro alrededor", concluyó el prelado