Mayor deterioro, movilidad más reducida, menor capacidad para hablar y comunicarse, alteraciones conductuales o pérdida de memoria son algunas de las consecuencias del prolongado confinamiento en el estado de los enfermos que padecen una demencia. "Pasar dos meses en casa afecta a cualquiera" reconoció García, aunque en el caso de los enfermos que atiende AFA "la situación es más difícil", porque su estado se agrava por la falta de la estimulación cognitiva que necesitan. La flexibilización de restricciones en la desescalada favorecerá la estimulación de los enfermos y desde AFA se recomienda que den paseos o se reencuentren con los familiares. No obstante, como advirtió García, los usuarios de la asociación forman parte de un colectivo muy vulnerable porque, además de ser personas mayores, la mayoría presentan otras patologías por lo que "hay que extremar las medidas de prevención, ya que la pandemia no ha pasado y sigue habiendo contagios".

Por último, alabó a los familiares que, tras el cierre de los centros de atención diurna de AFA, han tenido que hacerse cargo del cuidado de los enfermos durante más de dos meses. "Las familias se están portando estoicamente porque están luchando contra la enfermedad y, aunque todos hablamos de los héroes sanitarios, los familiares de los enfermos también son verdaderos héroes", aseveró García.