Con una incertidumbre plena sobre lo que acontecerá la próxima semana, los hosteleros de la provincia de Zamora van dando pequeños pasos para tener lista la reapertura en caso de producirse. A día de hoy no hay nada claro, puesto que la Junta de Castilla y León se resiste a proponer provincias, como manda el Ejecutivo, y sí Zonas Básicas de Salud de cara a la entrada en la fase 1, la que permitiría a los bares y restaurantes volver paulatinamente a la actividad. En cualquiera de los casos, los empresarios zamoranos del sector conocen ya las normas que van a regir en ese regreso y que pasan por extremar al máximo la distancia de seguridad. Ni más ni menos. Rechazan el control de aforos y apuestan por un cuidado extremo de la separación entre personas. Sobre la instalación de mamparas, de momento, ni hablar. Demasiada inversión para un muy escaso retorno.

El manual para la reapertura con el que ya trabajan los hosteleros y al que ha tenido acceso este diario deja claras las líneas básicas de seguridad que habrán de tomar para garantizar el servicio. Las terrazas son la gran preocupación de la ciudadanía y sobre eso existe un plan establecido. En primer lugar, un control absoluto del personal sobre sillas y mesas. Nadie podrá sentarse ni hacer uso de las terrazas si previamente un empleado no le ha acomodado. Y será obligatorio controlar que el cliente no haga un uso arbitrario del equipamiento. La distancia de seguridad que rige para todo marcará el espacio. Y, para ayudar en su cumplimiento, se procederá al acotado de terrazas mediante cordones, cintas o marcadores en el suelo.

En la barra las cosas también deben cambiar sobre lo conocido hasta el momento. Evidentemente, será obligatorio guardar la distancia de seguridad entre clientes, pero también entre cliente y personal. Además, el propietario deberá establecer las posiciones a ocupar por el cliente o grupos de clientes para evitar aglomeraciones. Los productos, además, deberán desaparecer de la superficie de las barras. Nada de tapas a la vista si no están convenientemente protegidas tanto hacia el cliente como hacia el empleado.

Los hosteleros, en definitiva, apuestan por garantizar la seguridad a través de la distancia y no del aforo. Algo que ya han trasladado al Gobierno.