Los militares se han convertido durante estos días en unos vecinos más de Zamora debido a las constantes patrullas que llevan a cabo en la ciudad y pueblos de la provincia fundamentalmente en dos tareas, de limpieza y de vigilancia de calle para controlar la ausencia de movimientos de población no permitidos durante la cuarentena del coronavirus.

La presencia de militares no sólo no molesta, sino que resulta una auténtica novedad en una plaza desde hace décadas sin guarnición castrense. Y también proporcionan ayuda en situaciones en principio no previstas. Es lo que sucedió a una patrulla del Regimiento de Especialidades de Ingenieros número 11, con sede en Salamanca, que se encontraba de servicio en el barrio de Los Bloques.

Una señora les pidió ayuda en la calle Diego de Almagro, porque intentaba ponerse en contacto con su suegra, de 87 años pero ésta ni contestaba a las llamadas ni abría la puerta, cerrada con un tranco por dentro. Se trataba de un piso bajo por lo que los militares, por indicación de la nuera, accedieron rápidamente al interior de la casa por una ventana, presintiendo que le podía haber pasado algo a su moradora.

No se equivocaron, ya que la mujer se había caído de noche en la bañera y era incapaz de moverse, por lo que no pudo pedir ayuda. Los soldados pusieron de inmediato el suceso en conocimiento de la Policía Municipal y de los servicios de emergencias sanitarias 1-1-2, que tuvieron que atender tanto a la suegra, que no sentía las piernas y fue trasladada al hospital como a la nuera, que sufrió una crisis de ansiedad como consecuencia del incidente.

Los soldados se sienten muy bien recibidos en Zamora, y encantados de proporciona ayuda a los ciudadanos en estos momentos de dificultad. Y es que patrullando la ciudad se encuentra, a veces, con situaciones de todo tipo.