Cuando en los años setenta, medios internacionales comenzaron a hacerse eco de las imágenes del Santo Entierro de Bercianos de Aliste, ocurrió algo. La rotundidad de la celebración alistana cautivó a devotos de las celebraciones tradicionales, que comenzaron a peregrinar, miles de kilómetros de por medio, para vivir aquello que les parecía imposible. Casi medio siglo más tarde, es indiscutible que Bercianos es uno de los principales embajadores de la Semana Santa de Zamora, junto a la capital. No en vano, ambas tradiciones comparten la distinción de Bien de Interés Cultural, de carácter inmaterial.

El pasado fin de semana, las capas pardas alistanas y las mortajas de los vecinos de Bercianos volvieron a ser protagonistas en un encuentro al más alto nivel, en términos de Semana Santa. La ciudad suiza de Lugano decidió convocar a cofradías de toda Europa en el primer Fórum Paneuropeo de hermandades, que compartieron diversos actos religiosos junto con sesiones de carácter divulgativo. Una vez más, el Centro de Religiosidad Popular de la Universidad de Valladolid que dirige José Luis Alonso Ponga llevó dos manifestaciones a escena: la propia de Valladolid... y Bercianos de Aliste.

Alonso Ponga no viajó solo al encuentro. Una persona muy comprometida con Bercianos y su cultura, el cura Pedro García González, apoyó la representación de la comunidad entre hermandades españolas, italianas, francesas, maltesas o austriacas, junto a cofrades también venidos de Portugal, Polonia y Liechtenstein. Juntos, llevaron a cabo un fin de semana de reflexión en torno a un gran proyecto: la creación de un gran órgano europeo que represente a las asociaciones de fieles de toda Europa con un doble fin, la divulgación de las celebraciones locales y la promoción de sus fines asistenciales, benéficos, de ayuda. Algo que siempre estuvo en la esencia misma de las cofradías.

La creación de este gran órgano responde a la "necesidad" de fomentar la vida cofrade de forma internacional y dar voz a un movimiento que agrupa a seis millones de personas de una veintena de países. Y como anfitriona, una hermandad que cumplía cuatro siglos de vida, la cofradía luganesa de San Carlos Borromeo.

Allí, Alonso Ponga y el sacerdote Pedro García tuvieron la misión de representar, además de a Bercianos, a la Semana Santa de Valladolid, a la agrupación de Jóvenes Cofrades de la Pasión vallisoletana, así como a la Concejalía de Cultura de la capital de la comunidad. Dicho sea de paso, que la celebración vecina contó con la proyección de un audiovisual realizado por el zamorano Jesús Caramanzana.

En su intervención, Alonso Ponga realizó un encendido elogio del patrimonio artístico de Castilla y León y llamó la atención sobre la creación e impulso del llamado turismo religioso. El antropólogo leonés afirmó que dicho fenómeno contribuye al desarrollo económico y al refuerzo de la identidad local y regional. "Continuamos extendiendo la idea de que es necesario conocer de cerca las procesiones para poder interpretar correctamente un modelo que se encuentra en todo el centro norte de la península", señaló.