La dama de la escena Nuria Espert pisa este sábado, día 1 de febrero, el escenario del Teatro Principal con el montaje "Romancero gitano" en una velada consagrada a Lorca.

-Regresa a Zamora con un montaje que es una verdadera joya, con "Romancero gitano" de su querido Lorca.

-"Romancero gitano" es una hora de poesía, de emoción, de risa, de tragedia... es una belleza. Ha salido un espectáculo que emociona muchísimo y pasa como un sorbo de agua en un día de calor. Cada poema es un mundo, cada poema es como una pequeña obra de teatro que se interpreta con todos los personajes que Lorca puso en ellos y quizá sea lo que lo hace tan atractivo para el público.

-Y ¿qué hace atractivo a Lorca para Nuria Espert?

-Yo le debo mucho a Federico García Lorca. Ese amor y devoción que le tengo está plenamente justificada. En mi carrera he interpretado varias de sus tragedias, he recitado un número infinito de sus versos y ha apuntalado mi carrera como actriz dramática. Le debo una dirección en Londres sin duda en mi carrera le debo muchísimo. Le debo todo.

-¿Recuerda cuál fue su primer contacto con el poeta?

-Siendo muy pequeña llegó a mis manos "Romance de la luna luna" que yo recitaba para los amigos de mis padres, con unos diez años. Yo no sabía nada de Federico ni nadie me contó nada de su historia. Estuve recitando esa poesía de un poeta que no podía ser recitado durante mucho. A partir de los 14 ó 15 años empezaron a llegar a mis manos sus libros, no recuerdo si entre ellos estaba ya "Romancero gitano", sus canciones y sus obras de teatro. Leyendo sus obras esta aprendiza se emocionaba y Lorca me partía el corazón. Mientras que interpretaba a Shakespeare y a otros autores siempre estaban las tragedias de Federico y sabía que algún día me llegarían el momento de afrontarlas.

-Uno de esos personajes fue Bernarda Alba que se resistió a volver a interpretar.

-Había dirigido la obra en Londres, la llevamos a Japón y luego a Israel. Bernarda no quería hacerla, pero cuando Lluis Pasqual montó su "Casa de Bernarda Alba" y me necesitaba, tras hacerme derogar un tiempo, lo hice. Mi negación se debía a que la pobre es tan antipática, tan odiosa que había quedado harta de ella (risas). Estaba enfadada con ella. Creo que hice las paces, pues la obra fue un gran éxito y la vanidad en los actores es inevitable.

-Y ¿cómo llegó el momento de afrontar este Romancero de la mano de Lluis Pascual?

-Lluis es un lorquiano fabuloso. A mí me dieron un premio en Europa y tenía que irlo a recoger a San Petersburgo. El galardón decía que tenía que actuar al recibirlo y le pedí a Lluis me que preparara algo para la ocasión. Cuando Lluis se sentó conmigo para ver qué podíamos hacer, vimos que Federico sería el único que podía ser entendido por aquel público internacional. Lorca sería el más comprendido, el más compartido. De ahí nació la primera idea. Me rompí la muñeca durante unas actuaciones de Madrid y no pude ir a por el reconocimiento, pero supuso la fuente de este "Romancero gitano", un mágico espectáculo.

-¿Es tan comprendido en América Latina donde ha llevado a cabo gira con este montaje?

-La acogida de Lorca en América Latina es delirante. Desde el primer viaje a América con "Yerma" que íbamos para un par de meses y estuvimos casi un año. Viajamos por varios países y fuimos testigos del amor infinito que Lorca despierta en esas tierras. Su vocabulario, su manera de construir, sus ideas poéticas han dejado una simiente en América Latina que es venerada.

-¿Y siente también eso cuando lo interpreta en España?

-Sí, lo demuestran los teatros abarrotados que conseguimos, las emociones que despliega. Federico García Lorca va derecho al cerebro y al corazón, algo que sucede muy pocas veces. Es un autor universal donde los haya y es el primero contemporáneo.