Señala el diccionario de la RAE que, en su primera acepción, héroe es aquella persona que «realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble». El texto que sigue se propone dar razones que justifiquen el calificativo de «héroe» referido a la persona de Luis Muñoz Martín. Para ello, será necesario que pueda considerarse como «muy abnegada» la acción por él llevada a cabo y, además, que lo fuera «en beneficio de una causa noble».

Antecedentes

El pasado día 8 de mayo impartí en el foro CuturAlcampus una conferencia titulada «La ciudad de Zamora y sus recintos amurallados». El tema era tan amplio que esta primera entrega se dedicó específicamente a la demolición del torreón de Santa Clara y murallas aledañas, un proceso que se prolongó desde 1883 hasta 1963 -80 años- y cuyo final está íntimamente ligado a la declaración del casco antiguo como Conjunto Histórico-Artístico. Se trataba del avance de un extenso artículo en preparación, y en su contexto hay que situar la presente investigación.

En febrero de 1967 el Tribunal Supremo liberó al Ayuntamiento de Zamora de la obligación -impuesta por la Dirección general de Bellas Artes- de reconstruir los restos de la muralla que había alevosamente derribado tres años antes. El arquitecto Gabriel Alomar Esteve, Comisario General del Patrimonio Histórico-Artístico, había intentado por todos los medios que el edificio bancario proyectado se ajustara a la alineación de la muralla e integrara los restos una vez reconstruidos, pero el fallo del alto tribunal echó por tierra tan loables deseos y dio paso al edificio que hoy contemplamos.

No parece casual que solo una semana más tarde el mismo Gabriel Alomar pusiera en marcha el proceso de declaración del caso antiguo de Zamora como Conjunto Histórico-Artístico. Justificaba la urgente necesidad de ello por ser Zamora, de entre las ciudades merecedoras de tal protección, la única que en aquel momento carecía de ella. Además, instaba a la superioridad para que comunicara al Ayuntamiento el inicio del trámite, junto con la orden de remitir a la Dirección general, para su supervisión y a partir de ese momento, los proyectos de obras en el casco. El Ayuntamiento interpretó este nuevo movimiento del Comisario de Bellas Artes como una reacción a la reciente «victoria de los intereses de Zamora» y tomó el acuerdo de oponerse a dicha declaración por todos los medios a su alcance, para lo cual solicitaba «el apoyo de todos los estamentos zamoranos».

A partir de ese momento se sucedieron en cascada comunicaciones de los «estamentos zamoranos» apoyando al Ayuntamiento y rechazando la declaración de Conjunto Histórico-Artístico: Cámara de Comercio e Industria (mayo de 1967), Cámara de la Propiedad Urbana (junio de 1967 y abril de 1971), Consejo provincial de Trabajadores (abril de 1971) y Consejo provincial de Empresarios (abril de 1971). Todos los escritos, de factura muy similar, se oponían a la declaración invocando, por un lado, el freno al desarrollo del casco antiguo que ello supondría y, por otro, la suficiencia de una protección específica dirigida a cada uno de los edificios históricos aún en pie.

En medio de esta campaña, ampliamente difundida por EL CORREO DE ZAMORA, surge una voz discordante -habría otras, sin duda, pero no nos constan- y es la de Luis Muñoz Martín, quien, en su propio nombre y en el de «otros zamoranos ausentes de Zamora», dirige a finales de diciembre de 1972 un telegrama al conjunto de las autoridades provinciales. La lista de destinatarios abarcaba todo el panorama político y cultural: desde el alcalde y el gobernador civil hasta los colegios profesionales y la policía municipal, pasando por el obispo de la diócesis, el presidente de la Diputación, así hasta quince autoridades. El contenido de la misiva, a la vez emotivo y demoledor, nos sorprende por su valentía y rotundidad:

"Como españoles y zamoranos protestamos ante esa Alcaldía presidencia Stop Por los extraños obstáculos promovidos por unos cuantos grupos de presión para impedir la declaración total de la Zamora antigua como ciudad conjunto-histórico artístico monumental nacional Stop Hay que superar valientemente estos impedimentos inadmisibles e indignantes contrarios al patrimonio de nuestra amada patria máxime en este glorioso aniversario de la promoción heroica de Zamora ante la historia de España".

Siendo realistas, es poco probable que el telegrama cursado por Luis Muñoz tuviera consecuencias prácticas, pero su valor testimonial es incalculable. Ya por entonces debía estar ultimado el decreto de declaración, que apareció publicado en el BOE el 6 de marzo de 1973. Debido a la excesiva duración del procedimiento „casi seis años„ fueron muchas las edificaciones en altura que se consiguieron alzar en el casco antiguo o próximas a él y sin autorización de la Dirección general de Bellas Artes.

Luis Muñoz Martín

Aunque hace ya casi veinte años que -durante la redacción del Plan Director de las Murallas de Zamora- me topé con este valioso documento, no ha sido hasta fecha reciente cuando he logrado conocer la verdadera identidad de su autor. Siendo los apellidos bastante comunes, era difícil en 1999 localizar más datos acerca del autor del telegrama. En cambio, hoy día es fácil, pues siempre será posible rastrear la huella digital de cualquier persona, a poco que esta se haya prodigado en los medios. Y este es el caso de Luis Muñoz Martín, cuyas contribuciones en prensa arrojan suficiente luz sobre su trayectoria.

Su familia, procedente de Fuentes de Ropel, se había trasladado a Benavente, donde nació Luis en 1921 (lo que induce a pensar que probablemente haya fallecido a día de hoy). Estudió en Ávila durante la guerra civil y terminados sus estudios (probablemente de Magisterio) dirigió con su hermano José y hasta 1968 un colegio sito en la plaza de Gonzalo Silvela de Benavente. A partir de ese año se trasladaron a Gijón, donde Luis dirigió los colegios «Rey San Fernando» y «Santa Matilde Reina», ambos situados en la calle Uría. Este último dato nos permite identificar sin sombra de duda al autor del telegrama con la persona homónima que colabora en la prensa local a partir de 1996, pues se trata de la misma dirección que se cita en el telegrama.

A pesar de estar ausente de Zamora, mantuvo permanente comunicación con su patria chica, posiblemente a través de una suscripción a EL CORREO DE ZAMORA. A modo de ejemplo, en 1971 se menciona en ese medio su apoyo a una campaña organizada para restaurar la iglesia de Tapioles, que se encontraba en muy mal estado por aquella época.

Se sabe, porque él mismo lo dijo en una entrevista de 2000, que en 1974 -siempre junto a su hermano José, a quien parece estaba muy unido- trató de promover el hermanamiento con la ciudad mejicana de Zamora, que conmemoraba por entonces el cuarto centenario de su fundación. Era aquella una época, final de la dictadura, en que las relaciones políticas entre España y Méjico estaban rotas. En aquel particular contexto José Muñoz Martín y su hermano Luis cruzaron un sin fin de cartas, documentos y regalos con algunas personalidades de la ciudad zamorana de Méjico, entre ellos el entonces alcalde, David Guzmán Segura. Entre la correspondencia cruzada, destaca una carta muy especial en que el Comité Organizador de la conmemoración nombraba presidente honorario del comité de festejos a Luis Muñoz Martín. En esa misma misiva invitaban a los dos hermanos a asistir, pero decidieron no acudir por el temor de encontrar a su regreso la frontera cerrada.

Mediada la década de los noventa se encuentra Luis Muñoz Martín en Zamora, ya jubilado, residiendo en el Centro de mayores «Los Tres Árboles» y llevando una vida plena de actividad.

Colabora en LA OPINIÓN DE ZAMORA con varias cartas al director sobre temas diversos y participa en un concurso de relatos, organizado por la Federación local de asociaciones de jubilados de Zamora, en el que obtiene el tercer premio.

En mayo de 1999 alguien llamado Luis Muñoz Martín se presentó a las elecciones municipales de ese año como candidato por Izquierda Unida al ayuntamiento de Fermoselle. No parece probable que se trate de nuestro protagonista por la aparente ausencia de vínculos con la localidad y la avanzada edad del candidato, aunque, como suele decirse, «en política todo es posible». Alguien habrá „eso espero„ que desmienta o confirme esta posibilidad.

En abril de 2000 sufrió Luis Muñoz un serio revés al fallecer su hermano José de forma repentina en el Hospital comarcal de Benavente. El hecho saltó a los medios a causa de una denuncia que la familia del difunto interpuso ante el Hospital por haber permitido que el enfermo muriera en soledad, sin haber avisado previamente a los familiares. Ante la falta de una explicación satisfactoria, se elevó otro escrito tiempo después, este dirigido a la ministra de Sanidad Celia Villalobos, denunciando la situación del centro hospitalario benaventano.

Conclusiones

No cabe ninguna duda de que el firmante del telegrama remitido al Alcalde y otras catorce autoridades zamoranas en diciembre de 1972 es el Luis Muñoz Martín nacido en Benavente en 1921, que dirigió dos colegios privados en Gijón y residió en Zamora los últimos años de su vida. Dicha acción, más testimonial que otra cosa, entrañó riesgos para su persona a causa del ambiente político de la época, poco dado a admitir posicionamientos contrarios a la corriente oficial dominante. Por tanto, podemos afirmar y afirmamos que la iniciativa de Luis Muñoz Martín bien merece el calificativo de heroica porque fue «muy abnegada» y redundó «en beneficio de una causa noble», como es la defensa del patrimonio histórico-artístico de Zamora.