Decía Alfred Hitchcock que "el cine no es un trozo de vida sino un pedazo de pastel", y, si seguimos las palabras de uno de los mejores directores de todos los tiempos, los cortometrajes podrían ser algo así como las dulces migas del séptimo arte. Pero, para contar historias hace falta ponerse en marcha y querer hacerlo, y, con esa premisa, los jóvenes zamoranos Miguel Rodríguez Bollon e Ignacio Rodríguez se encuentran estos días en plena campaña de promoción de sus últimos cortometrajes. Aunque su trayectoria y bagaje en el mundo del cine es muy diferente, ambos comparten la pasión y necesidad de contar a los demás lo que pasa por sus cabezas y han elegido el formato del corto para hacerlo.

El primero de ellos, Miguel Rodríguez Bollon, representa la parte veterana pese a apenas superar los treinta años. Tras estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Pontificia de Salamanca, hacer un máster en Barcelona y trabajar en producción y en publicidad, decidió ponerse a trabajar detrás de una cámara. Además de cuatro documentales y una serie para una página web, ha escrito y dirigido ya cuatro cortometrajes de ficción y prepara ya su próximo proyecto, que comenzará a rodarse en Madrid en el mes de mayo. "Aunque me gustase la producción, siempre me ha apasionado escribir y rodé mi primer corto hace cuatro años en Sanabria", cuenta Miguel.

A ese debut le siguieron dos años de parón que terminaron en 2013 con el rodaje de "El método Polianshki", que se presentó al festival de cortos Notodofilmfest. Tras romper de nuevo el hielo, el zamorano cogió carrerilla y rodó en 2014 sus dos últimos cortos, "La ilusión" -proyectado en Zamora en octubre al calor del certamen de artistas Muestra Ciudad" y que participó en el Festival Cortos con Ñ de Madrid- y "Cucarachas en el estómago", que se podrá ver el mes que viene en la Filmoteca Municipal de Coslada.

Por su parte, "Gang Bang" es la ópera prima de Ignacio Rodríguez, de veinticinco años y maestro de inglés. "Aunque nunca haya estudiado cine, siempre me ha gustado y he querido contar historias, por lo que cuando se presentó la oportunidad de hacerlo no lo dudé", afirma Ignacio, cuya obra ha visto la luz gracias a la pequeña productora Funfunfilm. "Le conté mi idea a Javier Novo y a David Marcos y, como les gustó, seguimos para adelante. Estamos tan satisfechos con el resultado que estoy ya escribiendo el siguiente guión, porque queremos hacer una especie de trilogía", cuenta el joven. Así, decidieron rodar "Gang Bang" de una manera muy personal, contando básicamente con la colaboración de sus amigos y adaptando el guión y el montaje a los recursos que tenían. En menos de una semana, su corto ha superado ya las 800 reproducciones en YouTube.

Aunque sus historias sean muy diferentes y su formación también, ambos comparten la manera humilde de hacer cortos y las ganas de crear y contar, aunque sea con poco presupuesto. "Si tienes una buena idea y quieres contarla, puedes hacerlo", cuenta Miguel. "Por ejemplo, como en "La ilusión" no teníamos focos para iluminar bien, decidimos rodarlo como si fuese un falso documental de televisión y que así la historia resultase más natural", confiesa Miguel". "En nuestro caso, como, excepto uno, todos éramos actores sin experiencia, decidimos ponernos máscaras para que, además de ser más creíble la situación, fuera más fácil de rodar para nosotros", añade Ignacio.

Ambos reconocen las dificultades de rodar en ciudades pequeñas como Zamora -de hecho, Miguel realiza ahora todos sus montajes en Madrid por facilitar el trabajo a su equipo, que se encuentra en la capital-, pero siguen creyendo que en sitios como éste sigue habiendo mucha vida que contar. Aunque las enfoquen y las rueden de manera muy diferente, sus historias tienen mucho en común, desde la importancia del sexo en la vida humana a las situaciones corrientes que todo el mundo parece pasar por alto pero que merecen ser narrados en la pantalla. "Aún se percibe la risa nerviosa al hablar de ciertos temas como el sexo, sobre todo cuando toca a situaciones o personajes que caen bien al público y cuando hay cierto humor negro", reconoce Miguel.

Ambos han decidido participar en el I Festival de Cortos Ramón Álvarez de Coreses, el único de este tipo de la provincia, que se celebrará el próximo mes de abril y que cuenta ya con más de ochenta participantes inscritos. "Hay un nivel altísimo y, aunque no gane, es un honor el simple hecho de participar en la misma categoría que algunos de los mejores cortometrajistas de España", afirma Ignacio.

Sea como fuere, ambos tienen ya el premio del público, que, con su apoyo, sigue dando alas al talento de jóvenes creadores como Miguel, como Ignacio y como tantos otros que seguirán contando sus historias, aunque sea con el viento de cara, siempre que haya alguien que les escuche.