Transcurrido un mes desde que la Junta de Castilla y León inició los t trámites para declarar bien de interés cultural de carácter inmaterial la Semana Santa de Zamora, el reconocimiento oficial y la consiguiente protección están a punto de certificarse. Miembros de la Consejería de Cultura y de la Dirección de Patrimonio se desplazarán a Zamora "en las próximas semanas" para hacer oficial la declaración, que supondrá un nuevo hito para la celebración de la capital.

De esta forma, la protección -que es efectiva desde el pasado 9 de diciembre- será definitiva casi en tiempo récord si el expediente se compara con los relativos a "otros casos, que pueden prolongarse durante meses o años", según explica el presidente de la Junta pro Semana Santa, Antonio Martín Alén. La celebración se convertirá en la primera que goza de este reconocimiento en su conjunto, la segunda que añade el sello BIC en la provincia después de lograrlo la Semana Santa de Bercianos de Aliste, en este caso, únicamente para el Jueves y el Viernes Santos.

El trabajo iniciado en 2013 para conseguir la declaración que será realidad en semanas supone la consumación del primer paso hacia el verdadero objetivo, el sello de patrimonio mundial que otorga la Unesco. Un objetivo compartido con la Semana Santa de Valladolid -anunciado casi al mismo tiempo- aunque en este caso el expediente es promovido de forma directa por el Ayuntamiento de la capital regional. Zamora se adelanta en la consecución del primer paso.

El expediente que será definitivo en las próximas semanas convalidará el documento "La Pasión zamorana: ritos, esencia y territorio", un texto que valora, en primer término, la capacidad de la sociedad zamorana para conservar, generación tras generación, la esencia de la fiesta.

Asimismo, la Dirección General de Patrimonio que preside Enrique Saiz valora la idiosincrasia de las cofradías, la imaginería, los momentos singulares o la música como hechos que deben protegerse. En la actualidad, con la protección ya vigente y sin la opción de variar la fiesta salvo por acuerdo de las propias cofradías, el único elemento discordante es la grave crisis que afecta a la Hermandad de Jesús, Luz y Vida, para la que el órgano de hermandades ha pedido una rápida solución a la institución eclesiástica.