Posiblemente al espectador se le hará corto el recorrido por "Puer Natus in Belén. Homenaje a Ramón Álvarez", el nuevo montaje de La Morana en La Encarnación. Cuando haya dejado la exposición, comenzará a valorar los detalles de una composición en tres espacios que honran al "otro" imaginero. El que está del lado de la ternura del Niño Jesús y abandona, por estos días, el dolor de las escenas de la Pasión que con maestría esculpió el coresano.

En el gusto y el detalle está el valor de la composición que abre la celebración de la Navidad en Zamora. Tres espacios que inauguran, a la entrada, una colección de siete Niños Jesús donados parroquias y monasterios de toda la provincia. Dos de ellos, inéditos en una exposición. El primero de la muestra, perteneciente a la parroquia de Losacino de Alba, restaurado para la ocasión por Miguel García. El sexto, de la parroquia de Llamas de la Ribera de León, sin esconder las muestras de deterioro tras el incendio sufrido diez años atrás.

La Morana ha querido rescatar la "maestría y genialidad" de las obras de Ramón Álvarez en esta otra faceta más desconocida del imaginero, explicó en la presentación el responsable de la asociación, Francisco Iglesias, tras dar las gracias a la Diputación por el encargo y a Caja Rural por su apoyo. De nuevo, la agrupación belenista se ha impuesto, junto al homenaje al artista en el 125 aniversario de su fallecimiento, la obligación de "sorprender" al visitante. En esta ocasión, con la figura del Niño Jesús junto a la maza y las gubias de don Ramón, envueltas en los despojos de la madera sabiamente tallada por el de Coreses.

"Estoy seguro de que La Morana se ha vuelto a superar", auguró el presidente de la Diputación, Fernando Martínez Maíllo, antes de recorrer la corta, pero intensa, muestra. Maíllo agradeció el gesto de La Morana a una exposición "muy semanasantera", idónea para reivindicar una fiesta que será declarada en semanas Bien de Interés Cultural.

El segundo espacio recrea un establo también con creaciones de Álvarez. Un misterio con la figura de San José, del Tránsito; la Virgen Peregrina de San Antolín; el Niño Jesús de San Vicente y los pastores de La Saleta de San Andrés. Frente a ellos, la imagen de Santa Ana de Tapioles y los pastores del monasterio de Santa Sofía de Toro.

El belén clásico aguarda en el diaporama que cierra la muestra, un montaje historicista con 150 piezas del reputado artesano José Luis Mayo Lebrija. La música de Jordi Savall y el aroma a incienso completan la cuidada atmósfera de La Encarnación.