Con sus gorros puntiagudos, sus caras verdes y siempre enredados entre flores y vegetación, los duendes de la Navidad aterrizaron ayer en Zamora para dar vida al bosque encantado en el que se ha reencarnado la plaza de La Marina de la capital. Ellos son los encargados de dar la bienvenida a los humanos al mercado navideño que permanecerá a pleno rendimiento hasta el 6 de enero. Más de un mes de actividades que se extenderán a todos los barrios de la ciudad siempre con La Marina como epicentro.

Churros, turrones, barquillos artesanos, algodón dulce, juguetes, cuero, joya, ropa y hasta sartenes, panes, espejos y llaveros tienen su hueco en la treintena de puestos distribuidos por el mercado para dar ambiente a la ciudad. El bosque tiene su propia cafetería cubierta, cuya carpa servirá de escenario para que los comercios involucrados en la iniciativa tengan su hueco en el mercado.

Una noria antigua, un clásico tiovivo y una cama elástica serán algunas de las atracciones que se encontrarán los más pequeños, que podrán disfrutar también con animales, nieve artificial y la presencia indirecta de los Reyes Magos a través de sus sillones, a la espera de la llegada de Sus Majestades desde Oriente.

La alcaldesa, Rosa Valdeón, fue una de las primeras en presenciar los primeros minutos de vida del bosque encantado, en compañía del concejal de Comercio y Turismo, Francisco Javier González, y del propio artífice del proyecto pionero en la ciudad, el zamorano Jonatan Bores.

Un desfile de duendecillos encabezados por el tren de la Navidad recorrió el eje principal de la ciudad para anunciar el inicio de los festejos navideños, con alguna parada en el camino para cantar villancicos y dar la bienvenida a los niños que se encontraban a su paso.

El arranque de la iniciativa sirve también para dar comienzo a la campaña comercial denominada "Regala Zamora", con 200 establecimientos involucrados y simbolizada con corazones en los escaparates de varios establecimientos.

El mercado navideño se abrió con la última luz del día. Media hora más tarde, a medida que llegaba la noche, los zamoranos dieron por inaugurada la Navidad con el encendido oficial de la iluminación, que este año suprime las bombillas incandescentes y está compuesta en su integridad por elementos decorativos y guirnaldas a base de hilo luminoso de bajo consumo. En total son más de un centenar de arcos los que decoran una veintena de calles céntricas de la ciudad, además de las fachadas de ambos consistorios.

Un árbol luminoso de 11 metros preside el centro de la Plaza Mayor y una fuente luminosa cumple su función ornamental en la plaza de la Constitución. Por su parte, algunos negocios del casco histórico han reivindicado también sus luces para incentivar otro de los ejes principales de la ciudad, sin luz alguna en estas fechas.

La iluminación permanecerá encendida de 18 a 23 horas, de lunes a jueves. Los viernes y fines de semana, hasta las 2 de la mañana, y de 18 a 7 horas en Nochebuena, Nochevieja y Reyes.