Desde un belén, la petición de regalos a Papá Noel o momentos de vida diaria, con todo tipo de detalles, están presentes en la instalación de Playmobil que alberga la recepción del Museo Etnográfico, en su entrada por Corral Pintado.

A lo largo de ocho metros cuadrados están dispuestas 240 piezas de pequeño tamaño, atesoradas por Mónica Campos desde hace trece años. "Empezamos a regalarle estas figuras como premio de motivación a mi hija Carlota y luego me aficioné yo y su hermana", explica la promotora de esta instalación. Esta mujer, trabajadora del Etnográfico, propuso exhibir "Una ciudad navideña" y "todo han sido facilidades tanto por parte de la dirección como por parte de los compañeros".

Para llevar a cabo el montaje Mónica Campos ha trabajado durante mes y medio, ayudada por su hija Victoria y por su compañero Alberto Marbán, quien ha cedido unas cigüeñas, y hasta ha realizado seis propuestas antes de optar por esta distribución.

La propuesta comienza con una escena del belén, con la Virgen, San José, el Niño, los Reyes Magos, los pastores con sus animales y las ofrendas e incluso ratoncitos y la estrella en el portal, observados por niños e incluso por unos periodistas. A su lado la recreación del mercado de las flores, donde la vestimenta de los muñecos es de inspiración victoriana, "son unas piezas de una colección muy interesante", detalla Campos.

Papá Noel que atiende las peticiones de los niños protagoniza otro espacio. En él los menores aguardan su turno, hay esquíes, cajas cerradas o palos de golf e incluso a un click le está haciendo una foto con un juguete.

Como toda urbe cuenta con sus arterias perfectamente dispuestas y por las que circulan varios vehículos y donde hasta un policía ha instalado un radar. Esta singular ciudad dispone de elementos de diversión como un circuito de cars, con sus conos y sus paquetes de paja, y de varios parques, uno con un tiovivo, sus balones, cubos y rastrillos a escala; mientras que en el otro niños asisten a una función de unos payasos, a lo que se unen figuras victorianas, como la de un pintor que efectúa un retrato, "una miniatura hecha por Antonio Gago", explica la propietaria de la colección que ha adquirido piezas allá donde ha viajado y también en Alemania.

Un barrendero o unos gatos con las raspas del pescado enlazan con una casa por cuya chimenea está accediendo Papá Noel y donde una madre atiende a un recién nacido, el padre está con el ordenador y hasta figura una obra de Durero, "adquirida en el Prado". Delante de la vivienda aparece un coro navideño, mientras que en la zona de los chalés los niños le entregan al cartero la carta de los Reyes.

El invierno protagoniza la escena de la pelea de bolas de nieve, con los clicks pertrechados con abrigos y nieve, lograda "con espray en pegamento y nieve en polvo", describe Mónica Campos que ha querido transmitir a niños y adultos un espíritu navideño a través de estos muñecos. "La reacción del público es increíble, pues los niños se fijan en todos los detalles y los adultos también disfrutan"

"Es muy bonito todo y me gustaría poder tocar las piezas", indica María Mendiri, de 5 años y una de las alumnas de la clase de 3º B de Primaria del colegio Medalla Milagrosa que ayer visitó la muestra. "Me parece importante esta iniciativa que es bonita para niños y adultos", detalla la docente Marta Pérez.