Gregorio Marañón Posadillo, como representante de Cortes por Zamora en las Cortes de 1931, "logró que Manuel Azaña destinara la cantidad de nueve millones de pesetas para el ferrocarril de Zamora a La Coruña, cuando esta partida no estaba presupuestada", señaló ayer el historiador Miguel Ángel Mateos en su charla sobre "Marañón, una preocupación política por Zamora", encuadrada dentro del ciclo de conferencias, impulsadas por la Fundación Ortega-Marañón, que homenajea hasta mañana la figura de este facultativo que llegó a la política "debido a su preocupación por la sociedad".

Marañón optó por concurrir por la provincia de Zamora bajo las siglas de la UGT e integrarse en la Agrupación al Servicio de la República porque "se desplazó a visitarle hasta la capital de España el concejal Alfonso Sever Rodríguez quien le comentó la situación de olvido de la provincia zamorana, lo que le preocupó", enfatizó Miguel Ángel Mateos.

Otro aspecto que subrayó el historiador lo representa la renuncia de Gregorio Marañón a su sueldo como representante público. "No cobró las mil pesetas que era el sueldo, entonces una cantidad notable, que percibía por su asistencia a las Cortes" y agregó: "El giro lo mandaba a las Hermanitas de los pobres periódicamente a través del señor Rueda Iglesias, lo que demuestra que Marañón entiende la política como una manera de cambiar la sociedad para que la gente sea más culta y preparada".

En su intervención el historiador zamorano aludió a que "entre sus propuestas a Cortes figuró el primer plan de regadíos de los Valles". Además este político "estaba muy preocupado por el patrimonio de la provincia e impulsó la declaración de Bien de Interés Nacional de la iglesia de la Magdalena, de Olivares o de la Catedral".

Por su parte el académico numerario de la Real Academia de Medicina de Salamanca, José Miguel Diego Gómez, ahondó en la vertiente humana de Marañón del que fue pupilo en "Vivencias personales como maestro". Su primer recuerdo unido al facultativo "fue cuando me ofrecí a trabajar con él sin llevar ninguna recomendación". "Le dije que era hijo de una maestra de Zamora, que había sido alumno interno por oposición con el profesor Querol y premio Cañizo, cuando oyó esto se puso contento porque era un catedrático al que le tenía una gran admiración y me dijo que volviera al día siguiente", detalló el doctor Diego que trabajó dos años en el equipo de Marañón. "A los discípulos nos invitaba a comer para profundizar en las sesiones clínicas". "Era un hombre que conocía a los que trabajan a su lado y corregía lo esencial", precisó. "Del doctor Marañón aprendí la importancia del trato humano, el saber respetar al otro y convertir el acto médico en un acto de amor. Se podía hacer uso de la palabra y que la palabra suya tuviera efecto sanador. Embridar las palabras para caer en el silencio a fin de que con la capacidad de escucha se llegara a los sentimientos del paciente".

Las charlas siguen hoy en el salón de actos de la Diputación con la presencia de José Antonio Clavero, miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, que disertará sobre "Marañón: médico humanista", y del director del centro de estudios Gregorio Marañón de la Fundación Ortega-Marañón, Antonio López Vega que hablará sobre "El liberalismo de Marañón".