La situación de abandono en la que se encuentran las aceñas de Cabañales es fruto de más de una década de polémicas, proyectos inconclusos y mucha inversión. En septiembre de 2001 se conocieron las diferentes propuestas para la rehabilitación de este espacio. Una obra que fue adjudicada finalmente a la empresa Vías y Obras por 5,4 millones de euros y que incluía, aparte de la recuperación de los antiguos molinos, actuaciones en los parques de Las Pallas y Los Pelambres y en las islas de Los Bañaderos y Los Conejos. De todas estas intervenciones, la estrella fue otorgada a las aceñas, hacia donde se destinaría gran parte de la financiación. De hecho, Izquierda Unida aseguró en 2002 que el valor final de la intervención sería de 370 millones de pesetas: unos 2,2 millones de euros.

Tras el polémico derribo de las aceñas originales del siglo XVI, que obligó al Ayuntamiento a paralizar la obra hasta dirimir responsabilidades a instancias judiciales, fue finalmente en 2003 cuando se inauguró el nuevo entorno. Un espacio que iba a servir para establecer un Centro de Interpretación de la Naturaleza y que, se daba por hecho, revitalizaría el impacto turístico y cultural del Duero a su paso por Zamora. Sin embargo, un mes después, las aceñas de Cabañales volvieron a cerrar al público.

En mayo de 2004 el centro abrió de nuevo sus puertas. Esta vez para albergar una exposición sobre anfibios. Y fue en la memoria anual de la Confederación Hidrográfica del Duero de ese mismo año cuando se conocieron realmente los costes de la obra. Concretamente, una inversión de 5.955.000 euros, lo que elevaría la participación del Ayuntamiento de Zamora de los 860.000 euros iniciales a 1,4 millones, como así denunció el concejal Guarido en ese mismo curso.

Varias exposiciones después, y sin un uso específico, las aceñas volvieron a cerrar. Desde entonces, el espacio ha tenido muchas "novias", pero ninguna ha llegado a cuajar. Del "Centro de Interpretación de la Naturaleza" se pasó al "Centro de Interpretación Transnacional de las Riberas del Duero" (año 2010) y finalmente al "Centro de Interpretación Ambiental, Turístico y Deportivo" (año 2013).

Sin embargo, a lo largo de los años, lo único que ha cosechado este espacio es déficit por la falta de actividad y los desperfectos causados por las riadas. Solo en el año 2010, las aceñas se llevaron una parte importante de los 57.000 euros destinados a paliar los destrozos de la crecida. El último gasto data de hace apenas 10 meses, cuando se adjudicaron 26.000 euros a acondicionar el aparcamiento de este espacio que no tiene visitantes.