Moni San Nicolás expone estos días en la sala de la Alhóndiga una serie de dibujos y de cuadros. Con orgullo indica que "la empecé con 80 años y la acabaré con 81", pues el día de que concluye la muestra celebra su cumpleaños.

-¿Cómo se inició en el mundo de la pintura?

-Desde siempre tuve mucha afición y de niña dibujaba bastante bien, pero hasta que mis hijas se casaron no di el paso de comenzar a ir a clases. Comencé en la escuela de adultos cuando estaban por detrás del Ramos Carrión. Allí daban de todo y empecé a copias de láminas. Yo las dos horas de la clase estaba pintando. Me metía en la tarea y cuando me daba cuenta ya teníamos que irnos. De eso hace ya 17 años. Como mi marido vio que me gustaba este arte, me apuntó a clases con Antonio Pedrero, quien me insistía en que la base de la pintura está en el dibujo.

-Háblenos de la experiencia.

-Estuve en clases con niños de diez años. Fue una gran experiencia porque aprendí mucho con los menores cuando yo ya tenía más de 50 años. Recuerdo que empecé a dibujar bodegones, luego los bustos de escayola y finalmente la Venus y el Discóbolo, la última fase para pasar a la pintura. Alcanzar este punto para mí fue una gran alegría y más todavía porque un matrimonio me compró esos dos dibujos. Fue una gran satisfacción. Para mí asistir durante varios años a esa formación con Pedrero fue muy importante. Posteriormente acudí a clases con Patxi Acevedo y con Alfonso Bartolomé. He tenido grandes profesores, pero desde hace mucho tiempo pinto en mi casa.

-¿Qué tiene este arte para que tras tantos años prosiga con el pincel?

-Es como una droga sana. Te metes en el cuadro y te olvidas de problemas y de todo... si tengo algo puesto al fuego incluso se me llega a quemar (risas). A nivel personal me llena mucho porque cuando acabas un cuadro y gusta a la gente que no pertenece a tu familia resulta muy gratificante.

-En estos momentos expone en La Alhóndiga. ¿Cómo surge la muestra?

-Ha sido mi marido el que se ha molestado en hacer las gestiones para reservar la sala. Inicialmente no había fecha para este año, pero hubo un hueco y me avisaron. He seleccionado dibujos y óleos, tanto paisajes como bodegones y piezas de la Semana Santa. He tratado de que tenga un poco de todo lo que pinto para que sea amena.

-En sus cuadros están muy presente Zamora, de hecho presenta media docena de vistas de la Catedral.

-La Catedral me gusta mucho y es lo que más vendo. Empecé haciéndola en formato grande, pero como las casas son más pequeñas las hago de tamaño medio.

-El bodegón también tiene una amplia presencia, ¿por qué?

-Porque fue lo que más aprendí en las clases de Antonio Pedrero. Me gusta pintar del natural y un bodegón lo puedes crear tú en casa, como uno con una máquina de coser que hice en casa de una de mis hijas, mientras que en los paisajes te tienes que remitir a una fotografía, que siempre tiene que ser muy buenas. Cuando no puedo pintar in situ y tomar apuntes, hago fotografías, pero pintar al natural es una maravilla, te aporta otra cosa en las obras.

-Las marinas de su tierra natal tienen cabida en la muestra.

-Pinto mucho las marinas, pues el agua me relaja mucho, y también los paisajes de Sanabria, una zona que me apasiona.

-En uno de los cuadros ha plasmado el Yacente en uno de los puntos más bonitos, la bajada de la cuesta de San Cipriano.

-Los cuadros de la Semana Santa los hago porque me los pide mi marido. He seleccionado uno del Yacente, donde se muestran la belleza de las piedras del casco antiguo, otro de Nuestra Madre y un tercero del Cristo del Amparo.

-Con 80 años ha querido mostrar lo que hace y sigue activa. ¿Qué consejo le daría a personas de su edad?

-No hay edad, salvo en la cabeza. Tengo muchas ganas de hacer cosas y creo que no me mentalizo de la edad que tengo porque tengo siempre deseo de seguir pintado. Yo siempre estoy aprendiendo y acudo a las exposiciones que hay en la ciudad, aunque sean de la pintura moderna que no entiendo. La gente mayor se mete en el círculo de no salir de casa y de los dolores.... con la pintura te olvidas de todo eso.

-Usted que sigue la actualidad cultura de la ciudad, ¿qué opina del cierre de salas a causa de la desaparición de la obra social de Caja España y Caja Duero?

-Es lamentable. En la ciudad hay muy pocos espacios expositivos públicos y además la gente acude muy poco a conocer lo que se muestra. En Zamora hay muchas personas con inquietudes artísticas, que pintan o hacen escultura, que necesitan mostrar lo que hacen.