A mediados del pasado mes de junio, el Cabildo Catedral de Zamora presentaba públicamente, con la colaboración de «LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA», la segunda edición de Domo Musical, un ciclo de conciertos que se desarrollará durante tres viernes de este mes de julio en el primer templo zamorano. La iniciativa del Cabildo es clara: apostar por una actividad cultural relevante que ayude, además, a difundir la riqueza histórica y artística que atesora la catedral. La elección de la música como protagonista de este evento no es algo que deba sorprendernos. El Cabildo lleva siglos cultivando la producción musical; tanto ha sido así, que sería impensable entender la historia de la música occidental sin el mecenazgo y apadrinamiento ejercido por este tipo de instituciones religiosas.

El atractivo de este Domo Musical, al margen de una agenda de conciertos de indudable calidad artística, se ve incrementado por un aspecto que el Cabildo ha sabido rentabilizar al máximo: la exploración del espacio catedralicio en la ubicación de cada uno de los conciertos. Las tres actuaciones tendrán lugar en tres puntos diferentes del interior, emplazamientos que no han sido desvelados previamente con la finalidad de cautivar y sorprender al espectador. Con este aspecto, el ciclo nos presenta un espacio sonoro más extenso del que estamos acostumbrados a percibir y eso es algo, sin duda, sumamente atractivo. El Cabildo con ello no hace más que volver a ofrecer lo que fue una realidad en el pasado, pues, no en vano, el canto y la música trasgredían el recinto del coro catedralicio para extenderse a lo largo del templo (naves, capillas y claustro), tal y como ordenaba el ceremonial.

Antes del inicio de cada actuación, se dará a la audiencia una breve explicación del lugar que sirve de escenario al concierto del día, descubriendo al espectador algunos aspectos históricos y artísticos del emplazamiento. A ello hay que añadir el encanto de haber programado estas actuaciones a las diez de la noche, con lo que el espectador tendrá el privilegio de cruzar el umbral catedralicio al anochecer y contemplar cómo el interior va perdiendo su luminosidad natural, ofreciendo una imagen original y llena de contrastes.

Con estas ideas, el Cabildo ha diseñado tres conciertos en los que ha buscado crear cierta intimidad. Una relación entre música y espacio que pueda llegar a conmover al oyente. En definitiva, y tal y como recoge el texto de presentación del ciclo: «un deleite y admiración espirituales, sensación y sentimiento que expresan la vivencia de la belleza, reflejo de la que Dios procede y hacia Él nos conduce».

Actuaciones

Los artistas invitados a participar en este segundo Domo Musical cuentan con una dilatada trayectoria internacional. Más aún: puede hablarse de la presencia de auténticas figuras de la interpretación de la música antigua. El encargado de inaugurar el ciclo será Paul O´Dette, considerado un de los grandes intérpretes del laúd barroco de la actualidad. Este norteamericano, profesor en la prestigiosa Eastman School de Nueva York, atesora los más importantes galardones musicales. Con más de ciento treinta grabaciones a sus espaldas, ha sido nominado a los Grammy, nada más y nada menos, que hasta en cinco ocasiones. Además de su intensa carrera como solista y director, O´Dette es un ávido investigador, habiendo estudiado intensamente las fuentes interpretativas de las canciones italianas e inglesas para solista, así como las prácticas de continuo y música para laúd del siglo XVII. La fragilidad y belleza del sonido del laúd lo habían convertido en el siglo XVI en el instrumento favorito tanto de cortesanos, como de los aficionados a la música. Fue en la centuria siguiente, cuando se le añadieron nuevas cuerdas, enriqueciendo su sonoridad. El programa escogido por O´Dette para este primer concierto lleva por título «Johann Sebastian Bach y el laúd» y está conformado por tres auténticos monumentos de la historia de la música. Si bien algunas de estas obras fueron originalmente compuestas para otros instrumentos, adquieren una nueva dimensión en su interpretación con el laúd barroco.

La polaca Agnieszka Budzinska, afincada en Basilea, es la protagonista del segundo de los conciertos programados, el viernes 18 de julio. Budzinska es una de las grandes especialistas en la investigación e interpretación de la música medieval europea. Compagina su carrera como cantante e intérprete con la de dirección del Ensemble Peregrina (una afamada agrupación) y la enseñanza de canto gregoriano y música antigua en prestigiosas academias y conservatorios. En esta ocasión, su propuesta no deja de ser cautivadora: un viaje por los «Lamentos de la Edad Media», que nos llevará a descubrir auténticos tesoros musicales, desde el siglo IX al XIV, abarcando también una amplitud geográfica nada desdeñable: las composiciones francesas de Felipe el Canciller, las viejas canciones inglesas, el Laudatorio de Cortona o el Códice de las Huelgas con el impresionante «Stabat mater», un suntuoso arreglo de la célebre secuencia en la que María experimenta los mismos sufrimientos que su hijo clavado en la Cruz. El epicentro de este programa corresponde a cantos inspirados por la Pasión de Cristo y la fragilidad humana. De esta manera, Budzinska se convertirá en una trovadora que cantará los tormentos de Cristo y su Madre o el irremediable paso del tiempo que condena al género humano. Una música conmovedora a la que podrá voz, acompañándose del arpa y la sinfonía.

Este Domo Musical se cierra el viernes 25 de julio con la presencia de dos leyendas de la música antigua: los holandeses Jacques Ogg y Wilbert Hazelzet. Los dos artistas cuentan con una sólida trayectoria. Ogg, es un reconocido clavecinista internacional y en la actualidad es profesor en el Conservatorio Real de la Haya. Por su parte, Hazelzet está considerado como uno de los grandes maestros del traverso barroco y es el primer flautista de la prestigiosa Orquesta Barroca de Ámsterdam, dirigida por Ton Koopman. El dúo lleva funcionando ya mucho tiempo, ofreciendo recitales por todo el mundo. Y quizá haya sido esta experiencia, unida a su alta calidad artística, por lo que demuestran una complicidad máxima y una misma forma de entender la música en cada uno de sus conciertos. Algo esencial en un dúo con estas características. El programa que interpretarán en la catedral zamorana se centra en obras de Carl Philipp Emanuel Bach, Wilhelm Friedemann Bach (ambos hijos de Johann Sebastian Bach), y sus contemporáneos Leclair y Kirnberger. El título escogido, «Música desde el alma», alude a una frase escrita por Carl Philipp Emanuel Bach en su famoso tratado sobre el arte de tocar instrumentos de tecla y que se ha considerado como la definición de una determinada manera de sentir e interpretar la música a finales del siglo XVIII, período configurado por la Ilustración: «debes tocar desde el alma y no como un pájaro amaestrado».

El ciclo Domo Musical queda anotado en la agenda cultural de este verano. Estamos seguros que la combinación de estas músicas pretéritas con el bello espacio catedralicio hará vivir una experiencia inolvidable. La propuesta está servida.