La investigación de la trágica muerte de la psicóloga zamorana Violeta Guarido Rivera, ocurrida en la mañana de ayer en el centro San Juan de Dios de Palencia, se centra en saber cómo su agresora, una paciente leonesa, pudo hacerse con «el cuchillo de mesa» con el que le asestó varias puñaladas mortales. El suceso ha conmocionado Zamora tanto por el fallecimiento de la joven, como por tratarse de la hija de los concejales de Izquierda Unida, Francisco Rivera y Laura Guarido.

Los hechos ocurrieron a las ocho y diez de la mañana de ayer en el centro asistencial San Juan de Dios, cuando la residente Amelia B. S., natural de León de 39 años de edad, accedió al despacho de la zamorana Violeta Guarido Rivera, de 29. Ya en el interior, se lanzó sobre la joven y la agredió violentamente en el cuello y en el brazo con un cuchillo de cubertería, tal y como explicaría horas más tarde el subdelegado del Gobierno en Palencia, Luis Miguel Cárcel.

Al percatarse de la agresión, el personal del centro palentino llamó a la Policía Nacional para alertar de un «apuñalamiento a una psicóloga». El cuerpo activó el protocolo de urgencia con el aviso al servicio de Emergencias 112, cuyos profesionales acudieron al centro minutos más tarde para asistir a la joven, a quien lograron estabilizar con ayuda del personal del propio psiquiátrico. La psicóloga zamorana era trasladada al Hospital Río Carrión de la ciudad, donde, a los pocos minutos, entraba en parada cardiorrespiratoria y fallecía a causa de las graves heridas sufridas en la vena yugular y en la arteria subclavia.

En el centro San Juan de Dios, entretanto, los responsables del centro lograban retener e inmovilizar a la agresora hasta que los agentes de la Comisaría Provincial de Palencia accedían al lugar del suceso y procedían a la detención de Amelia B. S. para hacerse cargo de la custodia hasta su puesta a disposición judicial. Ayer, la interna se negaba a prestar declaración.

A última hora de la mañana, el subdelegado del Gobierno en Palencia, Luis Miguel Cárcel, y el comisario jefe de la Policía Nacional palentina, Julián Cuadrado, comparecían para confirmar que el arma utilizada por la agresora era «un cuchillo normal de cubertería para cortar carne». Aunque no detallaron la unidad del psiquiátrico en la que estaba la interna ni el tipo de trastorno que padecía, sí ha trascendido que el régimen de la presunta homicida le permitía salir del centro por las tardes, situación que pudo aprovechar para hacerse con el arma. La salida de los internos del psiquiátrico -unas instalaciones amplias situadas en la carretera del Monte, a unos veinte minutos del centro de la ciudad- es una situación cotidiana que se produce diariamente sobre las cuatro de la tarde.

La Consejería de Sanidad se limitaba ayer a «lamentar» la trágica muerte de la joven zamorana sin entrar a hacer valoraciones sobre cualquier aspecto relativo al psiquiátrico palentino, un centro de naturaleza privada y sin ánimo de lucro gestionado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Aunque la Junta de Castilla y León tiene plazas concertadas en el complejo, la presunta homicida no figuraba en ninguna de ellas, informó el gerente de Servicios Sociales, Jesús Fuertes, aunque «sí en una plaza de otra comunidad», posiblemente Madrid. En todo caso, Amelia B. S. pasará a primera hora de hoy a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Palencia, cuyo titular decidirá su entrada en prisión -posiblemente en la cárcel de mujeres de Villanubla- donde se someterá a un examen. Entonces, podría ser trasladada a uno de los dos psiquiátricos penitenciarios del país, ubicados en Sevilla y Alicante.

Pese al hermetismo del centro palentino -ayer se remitieron a las comunicaciones de la Subdelegación de Palencia- se sabe que Violeta Guarido Rivera había sido contratada en el psiquiátrico hace menos de un año tras realizar el llamado PIR (Psicólogo Interno Residente) en 2009 y haber trabajado en un centro de la localidad navarra de Elizondo. Tras practicársele la autopsia en Palencia, el cuerpo de la joven llegaba al tanatorio Sever de la capital sobre las seis de la tarde, donde hoy será incinerado.

La agresión mortal de la joven zamorana se produce ocho años después de que, en el mismo psiquiátrico, un interno agrediera con un hacha a un psiquiátrica y a otro facultativo, aunque sin consecuencias. La trágica muerte de Violeta Guarido Rivera ha llevado a la Organización Médica Colegial a pedir que se apliquen las medidas de protección necesarias para evitar futuros sucesos como este. Se trata de uno de los objetivos, dicen los médicos, del Observatorio Nacional de Agresiones, puesto en marcha hace cuatro años a raíz del fallecimiento de una doctora de un centro de salud murciano.