«No he escrito para vivir y no he vivido para escribir, pero he escrito desde que tenía pocos años», explica el poeta Ángel Fernández Benéitez que se considera a sí mismo como «un diletante» y que hoy presenta en la Biblioteca Pública del Estado una amplia selección de su poética agrupada en «Pendulario. Antología poética. 1978-2013».

La empresa de esta publicación «partió de Tomás Sánchez Santiago. Me sorprendió mucho porque estaba recién salido de una enfermedad que me había tenido mes y medio hospitalizado y percibí que era el intento del amigo de animarme,», atestigua el autor que ha seleccionado los versos que integran el libro. «He elegido aquello con lo que estoy ahora más conforme», como los versos «Regreso a Ons», ahora despojados de matices gallegos. Los poemarios más cercenados son «Espirales», donde ha escogido aquellos poemas que «reflejan la poesía pasional y surrealista de la juventud», «A la orilla del júbilo», «Epistolio» y «La conducta inocente», mientras que el poeta ha sido más benevolente con «La mar inmóvil» o «Blanda le sea» porque son «inmediatos en el tiempo y en la comunicación». «Son un encontrar lo que buscas, mientras que en los primeros estás tanteando y estás queriendo encontrar».

La antología, que presenta una concienzuda introducción a cargo de Máximo Hernández, aúna en «Oscuras epopeyas» poemas publicados en revistas y plaquet desde 1994 hasta 2005. «Son muy similares a "Epistolio", pero más realistas», detalla Ángel Fernández Benéitez. Además el escritor ha añadido un libro inédito, «El verano al acecho», aunque inicialmente estaban previsto dos, tal y como figura en el prólogo. «Finalmente no he incluido "Memoria del ave encarecida" que está colgado en una página en Internet porque es muy extenso», 880 versos heptasílabo.

La naturaleza y la preocupación por el ser y la condición humana verteban la poética de este zamorano, que escoge cada una de las palabras de su utiliza y que se reconoce influenciado por Luis Cernuda y por Claudio Rodríguez pero «también tengo que agradecer a la presencia de Jesús Hilario Tundidor en Zamora». «Mi primer libro con ínfulas de poemario se lo dejé leer a él y me dijo que era un trabajo de juventud», recuerda entre risas este escritor que se ha prodigado más en la lírica y para quien «la poesía no es una metáfora, sino la emoción que genera una metáfora y siempre he intentado generar metáforas que crearan emociones». «La poesía está unida a la condición humana que guarda relación con la naturaleza que nos rodea», defiende este escritor, enmarcado en la generación de la Transición y que ahora está enfrascado en la escritura de una novela que no tiene claro si verá la luz.

«Perdulario», en honor a su habilidad para despintar las cosas, con ilustración de Javier Irao Fernández, será presentado por el autor esta tarde junto a Tomás Sánchez Santiago, Máximo Hernández y el diputado de Cultura de Salamanca, Manuel Tostado, a las 20.00 horas en el salón de actos de la Biblioteca Pública del Estado.