La iglesia románica de Santa María de La Horta es un ir y venir de hermanos a primera hora de la tarde, cuando restan horas para que el Cristo de Cristo de la Agonía inicie un nuevo recorrido procesional.

En la zona más próxima al altar se encuentran un nutrido grupo de hermanos, aquellos que van a portar algún elemento durante el desfile de la noche, que reciben las últimas instrucciones. «Nos organizamos por grupos y cada uno de ellos lo componen un crucifico, dos faroles, una palabra y un bombo», describe el abad de la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras, José Tomás Santiago.

Mientras, en la capilla Joaquín Martín Rubio, «Machín», prepara los hachones de los mayordomos ayudado por su hija. Uno por uno el equipo repite el mismo ritual. Él rellena el cartucho con cera líquida, mientras que la joven sitúa la tapa del farol que remata el hachón y lo introduce en un soporte donde se encuentran estos elementos numerados en el verde característico de la penitencial y que llevarán los 14 mayordomos la noche del Martes Santo.

En esta misma dependencia se encuentran los bombos, los tambores, con la gala con el anagrama de la penitencial, y las palabras. «Ahora vamos a buscar los cristos y los pondremos a su lado», describe el abad, José Tomás Santiago, que en su primer año de mandato sigue contando con el mismo equipo. «Funciona desde hace años y si algo va bien hay que respetarlo», subraya al tiempo que comenta que «sacar una procesión a la calle requiere mucha organización» a lo que el capellán de la penitencial, José Alberto Sutil, añade: «Es como todo buen partido que necesita de una preparación exhaustiva».

Los preparativos comienzan con el reparto de velas y las reuniones de cada uno de los grupos para que «todo hermano que porta algo sepa cuál es su función», esgrime el abad a quien se acerca un joven para preguntar por un hachón para un familiar. «Los últimos detalles», dice José Tomás Santiago con una sonrisa.

Pese a la vorágine que se vive en el templo, algún hermano ora ante el Cristo, ya situado en sus andas. «Los cargadores lo colocaron ayer (por el lunes) porque son los únicos que pueden tocar la imagen y la camarera lo acondicionó para que estuviera listo para procesionar», explica el abad. Suma de esfuerzos para que el desfile salga adelante.