Recuperar el recuerdo es el desafío que hay detrás de las intervenciones que recoge el estudio director del Puente de Piedra, un documento que sentará las bases para rescatar la integridad del viaducto y revertir el proceso de degradación derivado de su conversión en principal vía de paso de vehículos desde principios del siglo XX, tras la construcción de la carretera de Villacastín-Vigo. Para ello, los arquitectos Francisco Javier Rodríguez, Francisco Somoza y Luis Alberto Villanueva han partido de un minucioso análisis de la evolución histórica del viaducto a través de ilustraciones paisajísticas que se remontan a 1570, con planos, grabados, trazas y alzados recopilados siglo a siglo hasta llegar a la eliminación de los pretiles laterales y de las célebres torres de Peromato y la Gobierna, en 1905. El documento contempla una reconstrucción con un aparejo «que diferencie la histórica de la moderna, pero manteniendo su morfología y sus volúmenes», añade Francisco Javier Rodríguez Méndez.

El Plan Director de las Murallas de 1998 ya incluía una recreación de la silueta primitiva de las torres, una de las intervenciones que el documento del Puente de Piedra fija en su quinta y última fase para recuperar y consolidar la infraestructura con fidelidad original. Sin embargo, llegar a esta última etapa de intervención implica decisiones, tiempo y, sobre todo, financiación. En este sentido, la propuesta de actuaciones prioritarias por las que deberá arrancar el Ayuntamiento alude al dragado del río para recuperar el paso original del caudal, consolidar las fundaciones del puente y evitar más roturas en los tajamares, «muy afectados por las avenidas y que generan, a su vez, más roturas», precisa Somoza. Además de restaurar las fábricas de paramentos, la hoja de ruta que supone el estudio director plantea la recomposición del pavimento del puente -en la actualidad, de hormigón impreso con acerados travertinos- con la incorporación de losas de granito de Sayago y cuarcita, similares a las del casco histórico zamorano.

El viaducto actual tiene a la vista quince arcos. Sin embargo, se encuentra ausente un décimo sexto ojo enterrado en su acceso a través de la avenida del Mengue y cuyo descubrimiento forma parte de las actuaciones posibles en el puente. La recuperación del rasante original devolvería su nivel primigenio a la zona , actualmente, con una pendiente que provoca daños en viviendas y distorsiona el entorno urbano.

Desmontar las aceras, reconstruir el antiguo pretil, levantar las bases de las torres primitivas y construir una estructura metálica que dibuje con técnicas modernas a base de luces y trampantojos el volumen de las torres suponen el colofón final de un proyecto que se atisba largo en el tiempo. Se trata de que «el proyecto sea asumido por la ciudad y genere un debate público para ir ejecutando actuaciones de manera gradual desde lo prioritario hasta la rehabilitación más profunda que podrán asumir otros equipos de gobiernos futuros», planteó el concejal de Desarrollo Económico, Turismo y Comercio, Francisco Javier González, que ayer presentó el proyecto junto al edil de obras Manuel Hernández y el equipo de profesionales.

La disponibilidad presupuestaria determinará el grado de intervención del documento técnico presentado ayer por Somoza, Rodríguez Méndez y Villanueva, un estudio director que el Ayuntamiento remitirá a la Junta de Castilla y León para sustentar la solicitud de declaración de la infraestructura como Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Castilla y León. El documento rector, presentado ayer por la tarde en comisión informativa a los grupos de la oposición, servirá para dirigir cualquier futura intervención en el puente, «por pequeña que sea», con el reto último de reconstruir la historia ya escrita.