Con 92 años y una intensa vida a sus espaldas, el diestro zamorano Lorenzo Pascual, natural de Belver de los Montes, ha visto todas sus aventuras y desventuras reflejadas en un cómic. Es la primera vez que se traslada a la viñeta el mundo de toreo, algo que ha obligado tanto al guionista de la obra, Manuel López Poy, como al dibujante, Miguel Fernández, a adentrarse en los entresijos de este arte. «Aprendí mucho y me documenté a través de gente entendida y distintos testimonios, incluso leí a Hemingway para averiguar las sensaciones al ver una corrida de toros, algo que yo todavía no he descubierto», confiesa el dibujante, quien también estudió los pases de los toreros y el porte del toro en la arena para poder transferirlo después al papel.

La idea de este cómic, «A las cinco de la tarde», surgió en la editorial Diábolo, cuyo director es precisamente el hijo del torero zamorano, el tercero en la historia que ha tomado la alternativa en la plaza de la capital, en septiembre de 1946, con el sobrenombre de «Belmonteño». «Surgió el tema de que apenas había nada sobre toros en cómic y que era un escenario gráficamente muy llamativo. Lorenzo Pascual comentó entonces que su padre había sido torero y al final surgió la historia», recuerda Manuel López Poy. Precisamente él como guionista fue quien se entrevistó con el protagonista para conocer su agitada vida. «Me gustó porque se alejaba del estereotipo de torero triunfador. Me atrajo la historia de un niño que crece soñando con ser torero y que durante su juventud vive una posguerra dura, de pueblo en pueblo, peleando por cumplir su objetivo. Y que cuando consigue hacerse torero acaba decepcionado por los entresijos del negocio taurino», resume.

Ese sueño le hizo incluso triunfar en Sudamérica, donde protagonizó una curiosa anécdota que le dio fama en todo el mundo: matar a un toro en el tendido. Con 37 años se retiró definitivamente. «El hecho de que triunfara en América y no fuese profeta en su tierra es un atractivo más de la historia», reconoce López Poy.

A pesar de la temática, sus creadores aseguran que se trata de un cómic para todo tipo de público. «Por encima de todo, la premisa era contar una historia de una persona con una fuerte determinación, que es lo que le hace sobreponerse a cualquier revés de la vida, aunque con el trasfondo de los toros», explica Miguel Fernández, mientras que su compañero subraya que «la historia va más allá del mundo taurino, se centra en el afán de lucha en un tiempo plagado de dificultades, con un escenario de guerra civil, posguerra y un país gris donde imperaban los privilegios y la voluntad de unos pocos».