«Todos los sectores estamos perjudicados, de una u otra manera». Así se explica la abogada Stella Maris Borrego, argentina con raíces en Gema del Vino, sobre la situación que está atravesando el país desde que la pasada semana la moneda nacional, el peso, comenzara a depreciarse a raíz de la autorización por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de la compra de dólares por parte de particulares para facilitar el ahorro y evitar así los ataques especulativos de la moneda. «Estamos en una sociedad muy dolarizada. Todos los precios de la economía se fijan en relación al valor del dólar», explica.

De esta manera, toda la sociedad está afectada, ya que repercute «de manera directa» en la cesta de la compra. A la clase baja le daña «porque subsiste con variados planes sociales del Gobierno que tienen un valor fijo», también a la clase media «porque se resiste a caer y hace malabarismos», analiza, para añadir otro sector, el de los jubilados. «El 75% de ellos cobra la mínima, es decir 2.477 pesos y el valor de la canasta alimentaria es de 4.880 pesos, así que para subsistir deben ser ayudados por sus familiares».

En el plano particular, la propia Stella Maris Borrego reconoce que, como abogada, subsiste con el cobro de honorarios de juicios que son valores fijos «y de muy impredecible cobro», advierte.

Su trabajo también se ve afectado en el caso de otra argentina con antepasados zamoranos, Yanina Zwenger, quien tiene su propia tienda de ropa y complementos para animales de compañía (www.elecant.com). «Es un negocio que creció mucho, pero que no dejan de ser artículos de lujo en cierto sentido», reconoce. Además, la joven adquirió el material para sus productos en el pasado mes de julio y las ventas las realizará dentro de dos meses, en marzo. «En todo este tiempo las cosas siguen aumentando y al no tener un certero porcentaje de la inflación o un precio estable del dólar, es muy difícil poner un valor de venta sin entrar en especulaciones», argumenta. Precisamente, el jefe de ministros de Argentina, Jorge Capitanich, advirtió esta misma semana que aplicaría multas y clausuras a los empresarios y comerciantes que suban los precios de las mercancías.

Sobre la cesta de la compra, Yanina Zwenger apunta que cada vez que acude al mercado «se nota que los productos son cada vez más caros» y respecto a la nueva medida de comprar dólares para atesoramiento «muy pocos ciudadanos pueden acceder, ya que son una minoría quienes tienen un sueldo declarado de 7.200 pesos que los habilite a la compra».

Para otro argentino de raíces zamoranas, Alfredo Sastre Peralta, los ciudadanos están «más perplejos que enojados. Del supuesto paraíso se ha pasado al infierno sin escalas», describe. El que no haya movilizaciones masivas por la situación la achaca a que los argentinos «tienen una vasta experiencia en situaciones de inflación y esa experiencia adormece, amortigua y te hace resiliente».

«Esto no es ni por asomo la situación que se vivió en 2001», advierte, «porque no hay demasiada deuda externa ni moneda local atada a una moneda más fuerte como en aquella época. Es poco probable que se repita el problema del corralito y, si ocurriera, no tendría la misma magnitud». Sobre la cesta de la compra, avisa que «evoluciona a un ritmo del orden del 40 o 50% anual».

Sobre las soluciones para salir de la situación, Alfredo Sastre apunta desde «dejar flotar el valor del dólar», hasta «subir las tasas de interés en pesos levemente sobre la inflación» y «bajar el gasto público no financiable con ingresos genuinos como son los impuestos y algo, aunque muy poco, de endeudamiento. Ello impactará muy fuerte en el empleo. Se estima que del 40 al 50% de la población activa desempeña puestos públicos», asegura. Reconoce que son «duras» estas medidas. «Sé que es recesivo e incorrecto políticamente, pero en economía no hay milagros y no creo que ningún populista se atreva a hacerlo», reconoce.

Y es que para él, reconocido liberal moderado, la culpa básica de todo este problema no es económica, sino política. «Con tal de ganar las elecciones los políticos profesionales le dan al pueblo lo que pide sin pensar si ello es viable o sostenible y conveniente. No es nada nuevo, porque ya lo hacían los romanos: antes era pan y circo y ahora es consumo y diversión», resume.

«La gente ha perdido poder adquisitivo, es imposible ahorrar nada»

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Pueblica de Valverde

«El país tiene un enorme potencial, dilapidado por los populistas que están gobernando»

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San Pedro de Zamudia

«Estamos en una sociedad donde toda la economía se fija en relación al valor del dólar»

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Gema del Vino