El vino hace tiempo que dejó de ser cosa de hombres. Desde hace años la mano femenina se deja ver, y con muy buenos resultados, en todos los procesos: desde la producción hasta el embotellado, pasando por el marketing o el maridaje. El Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA reunió ayer en una mesa redonda a cuatro mujeres que representan los pilares más importantes de esta industria para poner en común tanto los nuevos retos como el papel de la mujer en esta industria, en la que aseguran que se sienten «plenamente incorporadas».

Charlotte Allen, bodeguera en la zona de Fermoselle, todavía recuerda lo que le costó hacerse un hueco en este mundo. «También influía que era extranjera y venía con nuevas ideas sobre cultivar los viñedos siguiendo las pautas de la agricultura ecológica para los viñedos. Poco a poco, siete años después, la gente me ha ido aceptando e incluso alguno, los más jóvenes, se han interesado en mi forma de trabajar»,

Ya bien asentadas en esta industria, algunas apuestan, como es el caso de Silvia García, enóloga que lleva una asesoría técnica vitivinícola en Rueda, en dar un paso más y acercar el vino a los más jóvenes. «El próximo reto es introducir a los menores de treinta años en esta cultura, que aprendan que beber va más allá del botellón y la cerveza y que empiecen a disfrutar de otra manera la gastronomía, sobre todo la mediterránea», sugiere.

Lo que ya es una realidad es el creciente interés femenino por el vino. «Antes aunque la mujer compraba el vino, era el hombre quien elegía la botella que beberían durante la cena en un restaurante, pero eso está cambiando», reconoce García. Ahora cada vez es más habitual encontrar a un buen número de mujeres en catas dirigidas y clubes de vino. Un interés que la cocinera Herena Esbec, jefa de cocina del restaurante La Baraka, corrobora en su trabajo. «Es algo ya habitual, entre hombres y mujeres, que pidan recomendación sobre el maridaje, un interés que también compartimos los profesionales, que ofrecemos nuestros conocimientos. Ahora muchos clientes ya entienden de vino, mucho más que hace diez años, y siempre piden algo que sepan que van a disfrutar», explica.

En lo que también están de acuerdo estas cuatro mujeres es en que lo importante, ya sea hombre o mujer, es demostrar «esfuerzo, profesionalidad y sensibilidad», como enumera Beatriz Fernández, de Bodegas Liberalia Enológica, para destacar en el mundo del vino. Por su parte, Silvia García reconoce que este camino de cohesión es el habitual. «Ya se ha conseguido en muchos otros ámbitos de la sociedad, así que el que la mujer esté también presente en este mundo era cuestión de tiempo», razona.

En ese sentido, pocas diferencias habrá también en los caldos, ya hayan pasado por manos femeninas o masculinas, aunque Silvia García se atreve a insinuar que «quizá la mujer, al ser en general más constante y perfeccionista pueda crear vinos más francos, más golosos y fáciles de beber». La respuesta, también muy personal, la tendrá el paladar de cada uno.