El cerramiento perimetral construido hace un semestre con una inversión de 100.000 euros ha logrado frenar los actos vandálicos que se produjeron dos años atrás, justamente cuando la empresa concesionaria dejó las instalaciones pese a que el Ayuntamiento acababa de aprobar un modificado y la correspondiente mejora económica.

Entonces, los responsables municipales pudieron comprobar que se habían producido numerosos desperfectos que valoraron en unos 100.000 euros, ahora incrementados a 150.000. Lo más grave de aquella situación fue el robo del material y la instalación eléctricos, una de las partes más vulnerables. Asimismo, cristales rotos y humedades podían observarse a simple vista en la infraestructura.

Pese a que la valla actual impide el acceso al interior, desde el Ayuntamiento reconocen que la situación en la que se encuentra el edificio no favorece la conservación. De hecho, una de las principales razones de reactivar las obras consiste en frenar nuevos desperfectos, al tiempo que poner el edificio al servicio de los ciudadanos.