Aunque con algunas precisiones, los expertos que gestionan y desarrollan expresiones culturales de tipo inmaterial en la región convienen en reconocer que Castilla y León es un territorio especialmente prolífico. Lo es «en cuanto a cruce de identidades y territorio interesante de fronteras y reductos», apunta Díaz Viana, quien va más allá: «Tan interesante es el patrimonio que no se puede tocar como el de carácter material».

La protección y la promoción de los bienes inmateriales suponen una tarea impulsada desde la Unesco, con el fin de identificar y catalogar este tipo de expresiones con un criterio geográfico -local, provincial, regional o nacional- o de importancia, con la denominación de algunas realidades como patrimonio de la humanidad. En este sentido, el antropólogo Díaz Viana reconoce que «existen algunas contradicciones» en el propio planteamiento de la Unesco, dado que la importancia de los bienes culturales acaba midiéndose en relación a expresiones que ya han sido reconocidas con anterioridad.