Sor Martina Vázquez Gordo, segunda directora del colegio de la Medalla Milagrosa, será beatificada el 13 de octubre en Tarragona en un acto en el elevarán a los altares a otras 26 Hijas de la Caridad.

La segoviana, que procesó con 31 años al conocer a las Hijas de la Caridad como consecuencia de la hospitalización de su padre en un centro sanitario dirigido con esta comunidad, trabajó en Zamora desde finales del XIX hasta 1911.

La religiosa llegó a la ciudad «destinada al hospicio donde la hicieron responsable del lavadero y de la despensa en un momento en el que había muchos acogidos», explicó sor Ángeles Infante, quien estuvo destinada en Zamora y ahora es encargada de la postulación de las causas de santidad y martirio dentro de la compañía Hijas de la Caridad, y que ayer acercó a la figura de la ahora mártir en una conferencia impartida en el colegio La Milagrosa.

En 1903 se abre el colegio de la Medalla Milagrosa en la calle San Torcuato y cinco años más tarde Martina Vázquez asumió la dirección del centro durante dos años. En ese período «puso en marcha dos clases de párvulas y una de Primaria porque solo había clases de Primaria, labores y música para lo que adquieren unas casas próximas y construyen las aulas». «Ella quería que la gente de Zamora conociera que en septiembre de 1909 iban a empezar las clases de párvulos y como no tenía dinero para poner anuncios acudió al Casino donde sabía que iban los diputados a jugar. Les pidió que hicieran divulgación de las nuevas clases, uno le dijo que lo harían si se sentaba a jugar con ellos y hacía carambola a la primera y lo logró», relató la religiosa Ángeles Infante, quien definió a Martina Vázquez como «una mujer valiente que no se amilanaba».

Tras Zamora la religiosa fue destinada a Segorbe donde impulsó las escuelas y, con la ayuda de grupo de hombres que le ayudaban a buscar fondos, puso en marcha, entre otros, un comedor social para obreros en paro, un dispensario, una gota de leche, una escuela dominical y otras nocturna», indicó Infante.

En 1921, siendo viceprovincial, acudió a la Guerra de África. «Había tantos soldados heridos que no daban abasto a atenderles en los hospitales, por lo que pidió al capital general el Casino para montar un hospital. Ante la negativa del mando telefónicamente le pidió al ministro de la guerra que le cediera el mando ocho días para arreglar la situación y lo consiguió», explicó sor Ángeles Infante. Tras África Martina Vázquez retornó a Segorbe donde «fue perseguida». «Las hermanas tuvieron que refugiarse en una casa que les prestaron y allí las fueron a detener». «En ese momento se adelantó y pidió que la mataran a ella sola». La fusilaron «en el límite entre Castellón y Valencia vestida de hábito rezando por sus ejecutores en especial por un joven al que había acogido al morir sus padres como consecuencia de la Gripe del 18», afirmó Ángeles Infante.