El escritor y traductor José C. Vales acaba de publicar su primera novela «El pensionado de Neuwelke».

-¿Cómo un traductor se introduce en la aventura de escribir una novela?

-Son de las cosas que surgen en cenas con amigos en las que se habla de libros y del mundo editorial o de la posibilidad de hacer una novela. Desde que acabé la carrera de Filología me especialicé en el mundo del romanticismo, su filosofía y estética, de tal manera que cuando uno se plantea escribir una novela lo más ajustado es escribir sobre ello.

-¿Cuál fue el detonante?

-En el mundo de los grandes mitos románticos hay personajes a los que les suceden cosas sobre las que no tienen poder. Estoy pensando en el Frankenstein de Shelley o en el Drácula de Stoker, unos personajes a los que les ocurren hechos que no controlan. Eso mismo le pasa a la protagonista que denomina «afección» a una enfermedad sobre la que no tiene poder, lo que no es más que una metáfora de lo que nos sucede en la vida que puede ser maravillosa y caótica.

-¿Su texto se fundamenta en algún hecho real?

-Sí, pero con matices. Esta historia aparece en un libro de mediados del siglo XIX que relata un político norteamericano llamado Owen, quien habla de una profesora que estaba dando clases en un internado en una república báltica a la que se sucedían determinadas cosas extrañas. A partir de este relato he realizado numerosas variaciones porque este señor habla de unas chicas de doce y trece años y sin embargo yo he optado por muchachas más mayores. La base del relato son párrafos de la narración de este político y el resto de la novela es todo ficción.

-Alude a las alumnas, a las que otorga protagonismo en determinados momentos del libro al igual que sucede con personajes como un jardinero.

-Con cada personaje homenajeo a esta gran literatura románica. Así este jardinero quienes sean aficionados a Wilkie Collins lo pueden identificar con alguno de sus personajes o bien un sacerdote tiene mucho que ver con Víctor Hugo, pues es la maldad y la locura.

-¿Cómo ha sido la confección de «Pensionado de Neuwelke»?

-Yo seguía trabajando en mis traducciones y con mis labores editoriales habituales y he escrito en ratos libres o vacaciones. Cada vez que volvía al relato no pensaba en hacerlo para mi gusto, sino hacer algo que gustara al lector. Cuando no pensaba en el lector volvía hacia atrás y lo reiniciaba. Esta novela está pensaba exclusivamente para que el lector disfrute un buen relato donde está presente el humor, una tradición de la literatura española.

-¿Por qué ese interés por el lector?

-En la historia literaria del siglo XIX estuvo muy presente. Mis grandes escritores los tenía muy presente y tenían claro que deseaba brindar al lector buenas historias y que el proceso de comunicación se estableciera con fluidez. Cuando surgen las vanguardias el autor se encierra en su torre de marfil y solo cuenta las cosas que le interesan a él, lo que hace que se pierda la conexión con el lector. El creador tiene que escribir para que el lector disfrute y no sobre lo que solo le gusta o le interesa a él.

-Usted conoce los engranajes de la industria editorial, pero ¿cómo ha sido el proceso de publicación con Planeta?

-Llevo publicando como traductor desde hace quince años y conozco cómo funciona el mundo editorial. Una vez que acabé la novela se la di a leer a mi mujer y amigos, sin mayor interés dado que llevo creando para ellos mucho tiempo sin mayores pretensiones. Me preguntaron si iba a presentárselo a alguna editorial, pero yo no tengo tiempo para ir de editorial en editorial, por lo que entregué un manuscrito a una agente literaria, a la que le gustó mi novela y se la mostró a Planeta y esta firma dijo que sí. Todo esto fue en cuestión de un mes.

-Y ahora ¿habrá segunda parte? ¿En qué está trabajando?

-Por el momento hay que dejar que El pensionado viva y tenga su recorrido. Las segundas partes no me interesan, no creo que sean buenas (Risas). Además, ya estoy comenzando a pensar ideas para una segunda novela que hablará de personas que tienen poder sobre otras, pero espero que me incline por hacer una cosa entretenida y divertida para el lector y teniéndolo muy presente sobre mis intereses intelectuales.

Zamora, 1965

Licenciado en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca y posteriormente especializado en filosofía y estética de la literatura romántica en Madrid. Su actividad profesional ha estado siempre vinculada al mundo editorial y como traductor cuenta en su haber con las versiones de las obras de Jane Austen, Mary Shelley, Wilkie Collins o E. F. Benson, entre otros. «El Pensionado de Neuwelke» es su primera novela. Entre sus aficiones figura la lectura o bien correr a diario.