De su fuerte carácter dio ayer muestras en el Juzgado de lo Penal, tanto durante su interrogatorio como mientras escuchaba, de boca de quien le denunció, cómo irrumpió con su vehículo en el campo «a gran velocidad hacia mí», para tratar de atropellarle, además de matar a su perro y causar la muerte a sus ovejas. La presunta víctima, que terminó apaleado, con «un traumatismo en la rodilla derecha y en el costado izquierdo, y fisura del peroné izquierdo», volvió a relatar ayer cómo el acusado, un anciano cuyas iniciales son E.A.B., el 3 de julio de 2008 cruzó el rebaño de ovejas, en el paraje «Los Castros» en Santa María de la Vega, para arrollarlo, de lo que se libró porque echó a correr y pudo «subir a un linderón» al que «no podía llegar el coche».

El imputado en delitos de lesiones y daños, procesado por amenazas e injurias y por matar a animales propiedad del denunciante, abandonó su coche y, «mientras gritaba «a ti te mato, ¿qué le has dicho a mi mujer?», me lanzó un cuchillo que cayó en unas zarzas», declaró su presunta víctima. Al errar en el tiro, «cogió un palo» que también llevaba en la mano «y me golpeó por todo el cuerpo, me rompió un pierna y en la otra me hizo heridas. Me escapé para evitar pelea» a través de las huertas. Y llegó al pueblo, «a la casa del alcalde», quien en el juicio de ayer confirmó que el denunciante, cuyas iniciales son J.A.M., «se presentó en mi casa arrastrándose, herido» para pedir ayuda. El ganadero solicitó una orden de alejamiento porque «la vida es insostenible y tiene miedo por él y sus hijos», agregó su abogado.

El imputado, que se escudó en que «no salgo de casa desde hace año y medio porque me caí del tejado», negó el encuentro con el denunciante, «no le he visto ni más cerca», así como que portara un cuchillo, «¡pero si no fui allí!», afirmó al tiempo que manifestó no haber pronunciado amenaza alguna contra J.A.M. como «el día que lo coja con las ovejas por el campo le voy a matar» o «ya te pillaré en el campo». A preguntas del abogado de la acusación sobre las declaraciones en el juzgado en las que admitió tal comportamiento ayer negó la mayor. Al igual que afirmó tener testigos de que se hallaba en otro lugar ese día, pero que «no los quiero nombrar porque son de la familia y yo no comprometo a nadie».

El anciano, cuya sordera dificultó el interrogatorio, también se exculpó de haber envenenado a las ovejas de su vecino o matar a su perro en cumplimiento de una supuesta amenaza, «yo, descartado de todo esto, a mí también me las han envenenado y no fue él», dijo en referencia al denunciante del que llegó a decir que «para mí, como que no existe, nada de nada». Sin dejar de dar muestras de su temperamento, no dudó en dirigirse a la juez y, a pesar de ser reprendido por ello, apostillar que «le voy a decir más: Entre dos cuñadas mías y yo le estuvimos manteniendo a los hijos durante cuatro años».

El informe del forense arrojó cierta luz sobre el proceder de quien padece «un trastorno adaptativo del comportamiento», que explica «la violencia hacia determinadas personas, hacia quienes tiene animadversión», una enfermedad que «incide sobre su voluntad a la hora de decidir lo que es o no bueno», de modo que no puede controlar el «impulso irrefrenable que le lleva a comportarse de esa manera». Un trastorno que «no afecta», sin embargo, «a su inteligencia», aclaró el forense, quien no pudo precisar el alcance de esta dolencia porque solo realizó una exploración. La defensa indicó que su cliente está en tratamiento desde 1999.

La fiscalía y acusación

Exige 18 meses de prisión por el delito de lesiones y 5.460 euros; una multa de 3.600 euros por daños continuados al denunciante e indemnización de 8.030 euros; y 160 euros de multa por una falta continuada de amenazas e injurias, al haberle llamado «hijo de puta», entre otros insultos, según atestiguó una vecina del pueblo. La acusación solicita ocho años y medio de prisión, el destierro de Santa María de la Vega durante cinco años y la prohibición de comunicarse con la presunta víctima y sus hijos por ese mismo periodo por los delitos de lesiones, amenazas y conducción sin carné; 10.800 euros de multa por los daños; otros 400 euros por las amenazas; y 9.000 de multa por circular sin permiso. En cuanto a la indemnización por los daños y perjuicios personales y patrimoniales, el letrado pide 36.770 euros.

La defensa

Aludió a la falta de pruebas para exigir la absolución o, si se le encuentra culpable, la eximente por enfermedad mental.