Dejar de fumar es posible. Así lo atestiguan los últimos datos de la Unidad Antitabáquica de Zamora, donde 146 pacientes acudieron el pasado año para recibir tratamiento, mientras que se realizaron otras 400 revisiones a zamoranos que querían abandonar el vicio del tabaco.

Lo primero, y primordial, es la actitud, según explica la psicóloga de la Unidad, Virginia Íñigo. «Lo fundamental es buscar las razones por las que el paciente quiere dejar de fumar, porque a veces viene por terceras personas, no por necesidad o apetencia propias». A partir de ahí comienza un proceso que suele durar seis meses. Se empieza con una serie de técnicas de control y aprendizaje, para saber disociar el consumo del tabaco y cambiar los hábitos. «Es entonces cuando se empieza a fumar de forma más consciente y el paciente se da cuenta de la necesidad que tiene de los cigarrillos y cómo fuma», explica la psicóloga.

Después de esos primeros pasos, comienza el verdadero tratamiento y, entre el paciente y el terapeuta, se establece un día para dejar de fumar. «Juntos se ajustan las expectativas y se va trabajando día a día, teniendo en cuenta que cada día que pasa es todo un éxito», asegura Íñigo. Los medicamentos son un buen apoyo para lograr el objetivo. «Al principio, mucha gente se resiste a ellos, pero son un gran apoyo, aunque lo fundamental sigue siendo el deseo firme de dejar de fumar», reconoce.

Ángel Martínez es un ejemplo de que el tratamiento funciona. Fumador desde hace más de veinte años, reconoce que «llegaba a fumar paquete y medio diario». Sin embargo, desde hace cuatro meses no ha vuelto a probar la nicotina. «Es muy duro», reconoce, pero los beneficios se comprueban fácilmente. «Yo comencé el tratamiento porque tuve una pequeña angina de pecho y me recomendaron dejar de fumar. Ahora me encuentro mucho mejor y es algo que le recomiendo a todo el mundo», indica el paciente, quien valora este servicio porque entiende que para dar el paso «es importante que te echen una mano, no hacerlo solo. Así llevas un seguimiento y te lo tomas más en serio».

Precisamente, está comprobado que las personas que deciden dejar de fumar por sí mismas, sin ayuda, tienen más posibilidades de recaer. Con el tratamiento que ofrece la Unidad Antitabáquica, el porcentaje de éxito alcanza el 40%.

«Para dejar de fumar se necesita mucho apoyo y, gracias al programa, se aprende a dejar este hábito, porque lleva un proceso», afirma la psicóloga. «Es como en cualquier tipo de drogas, existe una dependencia que no desaparece con los años. Cuando somos fumadores, eso queda cerebralmente registrado y hay una necesidad de esa sustancia, un recuerdo. Por eso es sencillo reincidir cuando se prueba un cigarrillo años después de haber dejado de fumar», añade.

El perfil del paciente de la Unidad Antitabáquica se sitúa en una media de edad de entre los cuarenta y cincuenta años, predominando más las mujeres que los hombres, aunque sin grandes distancias. De hecho, el pasado año pasaron por consulta 76 féminas y 70 varones.

El delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora, Alberto Castro, visitó ayer las instalaciones de esta Unidad, donde hizo un llamamiento «para dar el paso y concienciarse de que fumar es malo. Además, este puede ser un buen momento para planteárselo, teniendo en cuenta las medidas tan estrictas que se están estableciendo desde el Gobierno».

La Unidad Antitabáquica de Zamora, en servicio desde 2005, pasa consulta los lunes y miércoles y en ella trabajan cuatro neumólogos, un médico internista, una psicóloga, un enfermero y un auxiliar de clínica. Para ponerse en contacto con ella y comenzar el tratamiento, sólo hay que pedir cita en el 901.30.50.30.