«El caudal es importante pero no supera el nivel de alerta, estaremos muy vigilantes». Con ese mensaje de tranquilidad la subdelegada del Gobierno central en Zamora, Pilar de la Higuera, descartaba un posible desbordamiento del río Duero en Zamora. Aún restaban más de 300 metros cúbicos por segundo para que al cierre de esta edición saltara la alarma en la capital, que «no se produce hasta que la crecida no alcanza los 1.300 metros cúbicos por segundo», concretó.

De modo que, los 1.000 metros cúbicos por segundo a los que bajaba el Duero en la madrugada de ayer había colocado a los responsables de la seguridad ciudadana sólo en situación de vigilia, explicaba De la Higuera. Y eso, una vez que se sobrepasaron los 800 metros cúbicos registrados ya a las 14.00 horas. En la desembocadura del río Valderaduey también las aguas llegaron a anegar el terreno más cercano a la ribera, sin que supusiera ningún riesgo en la zona.

Ya a primera hora de la tarde la Subdelegación había dado aviso del estado del Duero a los ayuntamientos de la capital, Toro y Coreses para que mantuvieran una especial atención al crecimiento del río. Guardia Civil y policías nacional y municipales de Zamora y Toro intensificaban su labor de control. La misma comunicación se hizo llegar a Protección Civil de la Junta de Castilla y León, a fin de poner en marcha todos los dispositivos que tendrían que entrar en funcionamiento en caso de que se produjera un peligro inminente de inundaciones, descartado con absoluta rotundidad ayer por De la Higuera y responsables de los tres municipios.

Como acción preventiva la Guardia Civil, Policía Nacional y municipales de Zamora y Toro mantuvieron durante toda la jornada de ayer y, especialmente durante la madrugada de hoy un control constante sobre el Duero y el Valderaduey en la capital, ya que la «tendencia era al incremento del caudal», expuso De la Higuera. No obstante, insistió en que «no existe de momento alerta para la población»; «ni para las viviendas próximas al cauce y los negocios cercanos al río», apostilló el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Zamora, Francisco González, en alusión al merendero de Los Pelambres.

Tampoco las Aceñas de Olivares corren ningún riesgo de inundación, si bien en la tarde noche de ayer restaban poco más de medio metro para que el río rebasara el puente de piedra que da acceso al interior de los antiguos molinos.

El edil del gobierno municipal del PP permaneció durante todo el día pendiente de la evolución del caudal, informado en todo momento por la patrulla especializada en Medio Ambiente de la Policía Municipal y trasladó las novedades a la alcaldesa, Rosa Valdeón. De la Higuera descartó que en el resto de ríos importantes de la Tera, Órbigo y Esla pudiera crecer el caudal de forma significativa.

El riesgo puede aumentar «a medio día de hoy, aunque «sin llegar a suponer ningún peligro para la población», explicaba anoche la subdelegada del Gobierno, Pilar de la Higuera, de acuerdo con los partes que había recibido de la Confederación Hidrográfica y las previsiones de lluvias. Es posible, agregó, que el caudal del Duero «supere los 1.300 metros cúbicos por segundo», límite que establece el paso de la situación de alerta a la de alarma. De la Higuera precisa que, aunque aumente el caudal en su entrada en la provincia, cuando llega a la zona de Monte La Reina «el río lamina mucho» y el riesgo disminuye

En Toro la situación se complicó antes de lo esperado, al llegar el caudal del río a superar los 1.180 metros cúbicos por segundo y con los 1.280 colocarse en el nivel de alarma a las once de la noche, «sin que exista inseguridad para la población ni necesidad de desalojar viviendas», precisaba ayer la subdelegada del Gobierno. De hecho, la primera medida de precaución llegó a esta localidad hacia las nueve de la noche, cuando la Guardia Civil decidió cortar al tráfico el Puente de Piedra, a fin de proteger a los ciudadanos. No se descarta la inundación de tierras de labor y de casas en la zona de la ermita del Cristo de las Batallas.

Por su parte, el alcalde de Coreses, Angel Elías Crespo, comunicó ayer a la subdelegada la situación de normalidad en el municipio, con posibilidad de que alguna finca de labor próxima al río pudiera verse afectada por la crecida, no así la población.

A amortiguar el peligro de desbordamientos contribuirá el descenso de lluvias, que «hoy y mañana serán débiles. Además, las cotas de nieve se sitúan hoy estarán entre los 1.700 y 2.000 metros y el lunes por encima».

Lejos de los 2.520 metros cúbicos por segundo que inundaron la capital en 2001

Los zamoranos se asomaron ayer al río Duero con cierta sensación de vértigo, especialmente por la tarde, cuando el caudal creció hasta superar los 1.000 metros cúbicos por segundo y anegó varios tramos del paseo de las riberas de la parte izquierda y derecha hasta convertir en intransitables muchos de sus tramos. Sin embargo, las autoridades salían al paso del recelo ciudadano para hablar de «precaución», como la subdelegada del Gobierno, Pilar de la Higuera, o para restar importancia a la crecida del río, como el concejal de Seguridad Ciudadana, Francisco González, quien aseguraba que «estamos lejos de que se pueda producir algún problema en las viviendas. Esto es lo habitual, al igual que el agua pase por el primer ojo del Puente de Piedra».

Desde luego, los índices marcados ayer estaban muy lejos de aquel caudal de 2.520 metros cúbicos por segundo que el Duero lanzó en 2001 contra la capital zamorana, lo que provocó la anegación de las riberas y de viviendas próximas a las mismas. De la Higuera volvió a insistir a última hora de la noche de ayer en que la situación «dista mucho del peligro de inundación». Por ejemplo, el río Valderaduey estaba bajando ya desde la noche del viernes y continuó en la misma tónica a medida que avanzaba la tarde-noche.