Carlos Hernández Pascual es un traumatólogo zamorano que trabaja actualmente en Ávila, pero que se formó durante una temporada como MIR en el Complejo Asistencial de Zamora. Allí, junto con los doctores del servicio (entre los que figuran Miguel Ángel Ruano, Juan José Blanco Sanchón o el propio jefe de servicio, Alfonso Fernández Prieto), elaboró un trabajo titulado «Las rotación en centros extranjeros. Una oportunidad de formación global», que se presentó precisamente en el mencionado foro de tutores MIR que inauguró el consejero de Sanidad. Hernández explica en el trabajo que la legislación actual ya prevé las rotaciones de los residentes en el extranjero, en el quinto año (con trabajos de investigación) y cuando se carezca de experiencia, infraestructura o patología suficiente. El zamorano defiende que la formación en otros países aumenta el «campo de visión» del profesional, ya que puede acceder a aspectos poco conocidos o superespecializados, además de manejarse en otra lengua, sobre todo inglés. Adquiere asimismo habilidades de gestión clínica y hospitalaria, además de técnicas quirúrgicas y habilidades sociales, que le ayudan a manejarse en foros científicos.

Actualmente, sin embargo, no hay un sistema establecido que favorezca este intercambio, por lo que salir al exterior requiere «tener algún contacto en otro país. A mí me lo facilitaron y lo pude hacer», indica el zamorano que ha estado en distintos centros de Estados Unidos y Alemania. La experiencia adquirida, señala, es también positiva para el resto de los médicos del servicio, ya que puede traer conocimientos de lo que se hace en otras partes del mundo. La estancia en el extranjero no es, desde luego, irse de vacaciones: «En Alemania estaba siete horas en el quirófano, porque había que aprovechar». El sistema sanitario español es bueno, pero tiene que mejorar en algunos aspectos, como la superespecialización, circunscrita prácticamente a Madrid y Barcelona.