El Ayuntamiento de Zamora ha iniciado ya la tramitación para instar a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Dragados-Arcebansa a dar una solución a los malos olores del Casco Antiguo, un problema que se sucede desde la remodelación de la zona vieja de la ciudad, hace ya ocho años. La institución local se ha comprometido a dar por zanjado el asunto antes del próximo verano, época en la que se hace más insoportable el hedor por la subida de las temperaturas, de forma que vecinos, comerciantes y turistas no tengan que volver a padecer los malos efluvios.

El concejal de Obras en el Ayuntamiento de Zamora, José Luis González Prada, entiende que esa obligación es «perfectamente exigible» a la UTE que ejecutó los trabajos, pese al tiempo transcurrido desde la finalización de las obras. Por las conversaciones mantenidas con la firma, todo apunta a que hay disposición y «buena voluntad» a acometer la exigencia planteada desde el Ayuntamiento, si bien recuerda el propio edil que lo mismo sucedió con la empresa que realizó la ejecución de la avenida de Galicia, con la que finalmente se abrió un contencioso judicial.

En caso de negativa por parte de la UTE Dragados-Arcebansa, el Ayuntamiento abriría un expediente de ejecución subsidiaria, de forma similar al iniciado para acometer el arreglo del firme de la avenida de Galicia, con lo cual la institución acometería la solución al problema, pasando después las costas a la firma responsable de los trabajos de remodelación del Casco Antiguo.

La cuantía económica para acabar con el problema de los malos olores en el Casco se estima en torno a los 100.000 euros, con lo que «no se está hablando de una gran inversión». González Prada se muestra dispuesto a abordar los trabajos necesarios «lo antes posible o, en cualquier caso, antes del próximo verano».

Antes habrá que identificar la causa del problema, aunque todo apunta a que deriva de la inexistencia de sifones en las alcantarillas, una falta que, además, podría propiciar la salida de ratas, aunque los vecinos y hosteleros consultados no han sido testigos de la presencia de ese tipo de roedores.

Para mitigar el hedor, los hosteleros del entorno de la Plaza Mayor no han dudado en emplear "armas" caseras, esto es, papeles de periódico, plásticos y chapas con las que tapan las rejillas, materiales que son retirados cuando llueve.

Con trozos de papel o de plástico están tapadas las alcantarillas situadas en las cercanías de la iglesia de San Juan, frente a la que sitúan varios establecimientos hosteleros. La persona responsable de uno de esos locales admite la colocación de hojas de periódico en uno de los sumideros, idea que se ha mostrado efectiva para paliar un poco el problema de los malos olores, y evitar así molestias a los clientes de las terrazas de verano, quienes han tenido que cambiar a veces de mesa por culpa de los malos olores.

«Hay días en los que no huele nada, pero hay otros en los que no hay quien pare aquí», se expresa un hostelero, convencido de que, al menos hasta ahora, «no han solventado el problema porque no les ha dado la gana». El hedor se habría atenuado en algunos puntos gracias a una mayor frecuencia en el riego, según observan algunos vecinos. En otros, por el contrario, el olor es «inhumano», como denuncian en la calle de Sacramento.

El problema de los malos olores surgió al poco de terminarse las obras del casco antiguo, en 2001. Al poco tiempo el Ayuntamiento anunció la instalación de sifones en puntos concretos, aunque según IU «nunca se ha cambiado el sistema empleado en las alcantarillas y colocado sifones para ensayar si el problema de los olores tenía solución».