«En ningún pueblo hay una calle o un camino como éste». La queja, expresada por Ofelio Azcaray, es suscrita por todos los vecinos, unos veinte, afectados por el estado de «abandono» que arrastra desde hace años el Camino Viejo de Toro. El deterioro se acusa aún más desde hace meses, a raíz de la formación de grandes baches en un pequeño tramo asfaltado. El resto permanece de tierra y está plagado de hoyos. «Está de vergüenza». En invierno «esto es un lodazal», prosigue Azcaray, que reside desde hace 35 años en esa zona de la ciudad, paralela a la salida de la ciudad hacia la Nacional 122. Tanto Azcaray como otros vecinos aseguran que en las épocas de lluvia se ven obligados a dar un rodeo por una tierra en la que destacan las hierbas y los pedruscos.

«Si es necesario, nos movilizamos; si hay que firmar, también, lo que haga falta», se expresa el matrimonio formado por Neme Fernández y Heliodoro Rodríguez. Pero como apunta después la vecina Adita Coco, los afectados «no somos de movilizaciones, ¿qué vamos a hacer tan pocos?». La misma se hace eco de la palabra dada recientemente por el concejal Feliciano Fernández, responsable de Urbanismo y Medio Ambiente. «Me dijo que ya había dado parte para que lo arreglaran». Ella confía, pero otros ya no se creen nada. «Estamos olvidados de Dios».

Los últimos huecos «fueron provocados» por el movimiento de camiones que generó la construcción de viviendas en las cercanías. Después «lo taparon y al tiempo se abrió». Por lo demás, ninguno se acuerda de la última vez que se intervino en el Camino Viejo de Toro. «Esto siempre ha estado así». Siempre con el temor a estropear los amortiguadores del utilitario. «Mi hija tiene el coche abollado por debajo, de los golpes que da», apunta una de las vecinas.

«Siempre dijeron que lo arreglaban, pero no lo han hecho; nunca tocan nada por aquí», se lamenta Manuel Bailón, presidente de la asociación de vecinos de Los Bloques. El colectivo vecinal ha reclamado varias veces, sin éxito, un arreglo. «Queremos que asfalten todo el camino».

«Aquí no se preocupan de nada», se expresa Gerardo Fernández, otro vecino, mientras recuerda el compromiso adquirido en su día por el anterior alcalde, Antonio Vázquez. Pero el Ayuntamiento de Zamora nunca ha llegado a acometer una reparación. «Dicen que no hay dinero, pero será que no se han acordado», comenta uno de los afectados.

Cuando llueve, la tierra corre por una calle perpendicular al Camino Viejo de Toro y los desagües se atascan. Cuando llueve hay vecinos que tienen que dar un rodeo para ir al centro urbano, por el lodazal que se prepara. Ninguno entiende que se asfaltaran hace meses calles que «estaban bien, como la de Argentina o la de Donantes de Sangre, «y esto no lo arreglen». «Como si nosotros no pagásemos la contribución».