Cientos de semanasanteros siguieron el sábado el trasladado los pasos de Resurrección, Borriquita y los que restaban de Vera Cruz y de Jesús Nazareno desde el Museo de Semana Santa a sus nuevas casas. Unos cambios que contaron con dificultades en el caso de los grupos de la Borriquita, la Elevación y la Agonía que tuvieron serias dificultades para acceder a sus nuevos emplazamientos.
Los más madrugadores fueron los pasos de Resurrección. La Virgen del Encuentro y el Resucitado bajaron a la Horta, antes de las 10.00 horas, tapados y han sido situados en la iglesia en la entrada a la izquierda
La plaza de Santa María La Nueva estaba llena a reventar de semanasanteros y familiares de cargadores alrededor de las 10.00, la hora a la que estaban citados los cargadores de Vera Cruz y Jesús Nazareno.
El reloj se acercaba a las 10.30 horas cuando nuevamente la puerta del Museo de Semana Santa volvió a abrirse con el paso de la Santa Cruz en primer término. En cuestión de segundos, el paso abandonó el espacio museístico al ritmo marcado por un tambor rumbo a San Andrés. El mismo protocolo se repitió con la Coronación de espinas y la Flagelación.
Después de unos minutos salieron el Prendimiento, la Oración del huerto, que no llevaba las ramas de olivo, y finalmente el Lavatorio hacia el templo del Seminario. Su avance por la Plaza Mayor llamó mucho la atención de turistas e incluso en la calle de San Andrés algunos zamoranos salían de los establecimientos para verlos. Entre ellos, las clientas de una peluquería que aprovecharon para fumar y comentar que “es un verdadero lujo verlos así sin las flores y sin gente”.
Poco a poco los grupos entraron en la iglesia de San Andrés. Antes de encarar el arco del templo les situaban unas ruedas en las patas de las mesas y los cargadores de atrás avanzaban a las órdenes dadas por los responsables de la cofradía e incluso ubicaron cartones en ambos laterales para impedir que se rozaran por las grandes dimensiones de algunos grupos, como el Prendimiento o la Coronación.
Con mucha dificultad accedió a San Vicente el paso de la Borriquita. El problema residía en esquivar la verja del templo conjugando la estrechez de la calle y las dimensiones del paso. Tras más de un cuarto de hora de trabajo y de directrices por parte del jefe de paso e incluso de algún cargador que salió para ayudar, la imagen pudo entrar gracias al esfuerzo de los hermanos de carga, entre los que se encontraba de manera voluntaria por varias personas, incluida la propia presidenta de la Junta pro Semana Santa.
Cuando los pasos de Vera Cruz prácticamente estaban ya acomodados en San Andrés, los cargadores fueron regresando al Museo de Semana Santa para, si era necesario, ayudar a complementar las plantillas de los grupos escultóricos de Jesús Nazareno.
El primero paso de Congregación en salir correspondió Jesús Camino del Calvario, conocido popularmente como el Cinco de Copas. “Se extraña que no suene el merlú”, decía uno de los muchos semanasanteros que observaba la salida de los pasos. Luego se despidieron del museo la Caída, Desnudez y Crucifixión, todos ellos con destino a San Andrés.
Los últimos en salir fueron la Elevación en la cruz y la Agonía que tenían como destino la panera de la Cofradía de Jesús Nazareno. El primero avanzó a buen ritmo hasta la rúa de los Notarios, donde la presencia de unos balcones obligó a pasar lentamente. Luego dobló lentamente las curvas hasta alcanzar la calle de las chimeneas donde se ubica la panera de Congregación.
El paso accedía lentamente. Los cargadores salvaron el pequeño escalón existente. El grupo avanzaba sin dificultades hasta que llegó el momento de introducir la cruz del crucificado que impactaba con el saliente del tejadillo. Como no lograban salvarlo, optaron por elevar el paso en su parte delantera. Tras muchos esfuerzos, el grupo, finalmente, entró.
También contó con serias dificultades la Agonía. El grupo hizo un amplio fondo en la calle de las doncellas y emprendió los últimos metros con el paso al revés, es decir la cruz situada en la parte delantera. A las puertas de la panera, el paso empieza a girar lentamente y los cargadores empezaron a bajarse para facilitar el acceso de la cruz y de repente los presentes gritaron. El madero chocaba con el hierro del carril de la puerta. Finalmente con pequeños empujones sortearon la estructura. Ya con el paso a ruedas lo iban a situar en paralelo a la Elevación, pero como rozaba la estructura de metal del techo tuvieron que girarlo para evitar una colisión.
