La Opinión de Zamora

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Gérard Collin Extécnico de la Unesco y científico

“Es pronto para saber las pérdidas en la Culebra, falta un inventario preciso”

“Debemos ser muy prudentes antes de hablar de hábitats y especies irrecuperables, la naturaleza tiene su propia fuerza y el hombre ayuda”

Gérard Collin, extécnico de la Unesco, en una visita al Wadi Rum, Jordania. | Cedida

Gérard Collin, extécnico de la Unesco, doctor en Geografía, profesor de la Universidad de Montpellier y presidente del Consejo Científico del Parque Nacional de la Reunión (Francia), isla en la que reside, conoce bien las consecuencias del cambio climático que el pasado 15 de junio desató uno de los incendios más graves de España en este siglo, capaz de devorar 30.000 de las 70.000 hectáreas de la sierra de la Culebra.

Experto en la materia y conocedor en profundidad de este paraje zamorano que ha recorrido, recuerda, sin embargo, que la historia de la Tierra está llena de catástrofes como la vivida en este pulmón del Noroeste de Zamora y resalta que la naturaleza siempre se ha abierto camino, “tiene su propia fuerza, con la ayuda adecuada del hombre”.

Ahí está la clave: crear fondos económicos sí, pero antes observar los efectos sobre el medio natural y reflexionar sobre cómo gastarlos. Una carrera loca de los gestores de esta Reserva de la Biosfera para eliminar la huella del desastre solo tendría un efecto pernicioso sobre el espacio natural y su comunión con el ser humano, en definitiva, sobre la biodiversidad que el fuego ha roto solo temporalmente, sostiene el experto científico.

Collin en la Reserva natural nacional de Kaw-Roura, Amazonas. | Cedida

–¿El incendio que ha arrasado el 42% de la Sierra de la Culebra pone en peligro su catalogación como Reserva de la Biosfera y de Red Natura 2000?

–Este terrible incendio claramente podría poner en peligro las catalogaciones por razón de la proporción de territorio afectado. Pero hay que determinar qué representan esas 30.000 hectáreas quemadas en términos de biótopos, de especies, de funcionalidad, de fragmentación…, y es difícil de responderlo tan rápidamente tras la catástrofe. La visión más positiva indica que no hay que eliminarlo del conjunto de estos lugares protegidos tras un incendio, ciertamente, muy grave, sin antes trabajar para restaurarlo y, quizás, mejorarlo. El problema no es el incendio, la naturaleza los sufre desde hace milenios, sino las acciones para prevenir, controlar y restaurar.

–La pérdida de la biodiversidad parece evidente al haber afectado el fuego a 60 especies de animales vertebrados y una veintena de hábitats de alto valor ecológico, según el estudio de la ONG Seo Birdlife, ¿es irrecuperable?

–La pérdida es ciertamente evidente en hábitats y especies, pero hay que esperar al inventario más definitivo sobre la enorme superficie afectada, creo que los resultados serán más favorables. Hemos tenido hace poco un incendio en el Parque nacional de La Réunion, donde resido, patrimonio mundial, y pensábamos que una especie endémica de gecko que se da en muy pocos sitios en la isla había desaparecido: ¡después de unos meses hemos descubierto que habían huido del incendio para reinstalarse en otro sitio próximo! Hay que ser muy prudente antes de hablar de la imposibilidad de recuperar habitas y especies, porque la naturaleza tiene su fuerza propia y los hombres pueden ayudarla.

–¿La Unesco podría replantearse ese “título” otorgado en 2015 a la Sierra de la Culebra?

–No voy a hablar en nombre de la Unesco pero, como he dicho antes, hay que tomarse el tiempo necesario antes de decidir cualquier cosa. Esto significa hacer los inventarios completos con referencia al punto cero conocido (antes del incendio), ver como la naturaleza funciona dentro de unos meses; no perturbar los medios naturales y subnaturales con trabajos sin tener claros todos los parámetros, incluyendo mantener pastizales.

–¿Qué consecuencias tendría para este espacio y para sus habitantes?

–No tendrá consecuencias directas porque la Unesco no puede intervenir en los asuntos de los estados, pero tendrá seguramente dos consecuencias indirectas. La primera, daría una señal negativa, confirmando, de cierta manera, la imposibilidad de restaurar la sierra; segunda, suprimiría la presión internacional sobre los gestores españoles. Por esto, mi posición ha sido siempre observar lo que ocurre tanto por parte de la naturaleza como por parte de los gestores antes de aconsejar supresiones de la Lista de las Reservas de la Biosfera.

–Precisamente, las reservas de la biosfera son espacios elegidos por su interés científico desde el punto de vista ecológico, biológico y cultural, en los que una parte importante de su riqueza son las actividades socioeconómicas que desarrollan sus pobladores. Otro valor que las llamas han arrasado.

–Los espacios de pastizales de esta sierra forman parte de medios naturales antropizados, constituyen parte de un conjunto indivisible. Las partes más naturales actúan sobre las partes antropizadas y viceversa. Las fronteras no existen en una realidad funcional: es lo que se llama la solidaridad ecológica. La filosofía de estas reservas se apoya en que constituyan espacios de demostración de la relación íntima y “obligatoria” de los hombres con su biosfera. La restauración del macizo deberá tener en cuenta dicha dualidad intelectual, como unidad ecológica.

No hay conciencia de lucha contra el cambio climático

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–¿Los fondos de recuperación europeos y de solidaridad de la UE puedan solicitarse por los zamoranos, los empresarios y la Administración autonómica para paliar el desastre forestal y económico de los 24 pueblos afectados?

–No conozco suficientemente el funcionamiento de España para responder bien, pero creo que la UE con sus diferentes programas podrá ayudar en la restauración (N2000, Life, Leader…). Pienso en la posibilidad de utilizar el nuevo programa de la Red Natura 2000, en el Marco de Acción Prioritaria N2000 para el periodo 2021-2027 acaban de abrirse las solicitudes de ayuda (17 de junio de 2022) y pueden realizarse hasta septiembre de 2022. La utilización de los fondos europeos de recuperación sería una solución interesante porque daría la posibilidad de dar trabajo y al mismo tiempo de educar en la conservación.

–Con la emergencia climática, ¿cree que este tipo de reconocimientos internacionales o europeos deberían contemplar partidas especialmente destinadas a erradicar los efectos de los desastres meteorológicos cada vez más frecuentes?

–El cambio climático es una realidad que afecta a hombres y Naturaleza porque habitamos en la misma nave. Luchar contra él es una tarea individual y universal, de la que todavía hoy no hemos tomado conciencia. El cambio climático nos da una razón más para ser humildes y para observar, reflexionar antes de actuar. Las catástrofes naturales existen desde los principios de la Tierra: solo podemos tratar de conocerlos para protegernos. Las catástrofes antropizadas existen desde muchos siglos en relación con el uso de los espacios por los hombres.

–¿La envergadura del cambio climático requiere una reflexión más profunda, ampliar las dotaciones económicas o crear otros fondos para afrontar los retos que están por venir?

–Además de las respuestas globales esperadas, necesitamos respuestas en cada territorio nacional. La tendencia es crear fondos para recuperar los espacios y bienes dañados por el cambio climático. Fondos suficientes son y serán necesarios pero la cuestión es utilizarlos con eficiencia, es decir, antes de gastar el dinero, definir cómo se debe gastar.

–Los técnicos de la Junta y el consejero de Medio Ambiente sostienen que el incendio de La Culebra, donde cayeron 14 rayos sucesivos la noche que se desató, con saltos de fuego de entre 200 y 500 metros, era imposible de extinguir, ¿esto nos sitúa en un escenario de amenaza de futuras catástrofes imposible de combatir?

–Este tipo de incendio inextinguible lo conocieron los colegas del Parque nacional de Yellowstone. Frente a la imposibilitad técnica de extinguirlo, dejaron que terminase de forma natural, una decisión terrible, drástica y con una cierta coherencia con los ciclos naturales. Esto no debe impulsar la idea de que no hay nada que hacer. Si el cambio climático favorece los grandes incendios, hay que reflexionar sobre el funcionamiento de los ecosistemas y de los antroposistemas, disponer de un plan de defensa contra los incendios capaz de responder o de minimizar los daños.

–Acaba de colaborar directamente, como ciudadano, en la extinción de un gran fuego en el Parque Nacional des Cévennes, ¿qué debemos aprender de este tipo de desastres?

–Lo primero, nos debe llevar a entender lo débiles que somos frente a las fuerzas naturales e inmediatamente a tomar conciencia sobre nuestra parte de responsabilidad, en cuanto a la gestión del territorio, a medios técnicos, etc. En segundo lugar, nos hablan de la cohabitación de los seres humanos con el medio natural, con su propio medio, pocos son los territorios en los que los hombres no tienen un mínimo interés al respecto. En tercer lugar, está el sentimiento de desesperanza al ver tan hermosas cosas que nos rodean desaparecer sin poder hacer nada o tan poco.

–¿Puede concretar alguna de las medidas a tomar para la restauración del medio natural tras este tipo de incendios después del debate que acaba de celebrar con sus colegas del consejo científico de la Unesco en la Isla de La Reunión?

–El consejo científico del Parque nacional de La Réunion, el equipo del Parque, el Oficio nacional de los Bosques, el Servicio nacional de Incendios y Seguridad han discutido del futuro a corto y a medio plazo de la zona quemada dentro del parque. Después de discusiones difíciles entre partidarios de hacer trabajos de defensa contra los incendios rápidamente y los que preconizaban un tiempo de observación para evitar acciones que podrían ser dañinas para los hábitats, las especies y el paisaje, hemos optado por darnos un tiempo de observación y análisis antes de iniciar el trabajo de defensa.

Las catástrofes naturales existen desde el origen de la Tierra. Sólo nos queda conocerlas para intentar protegernos

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–¿Qué implica esta opción que han trasladable a La Culebra?

–Conocer lo que potencialmente va a constituir la naturaleza del macizo para dejarla pasar, favorecerla, no bloquearla... con vistas a restablecer un equilibrio perdido, que puede ser diferente, pero que siempre será portador de una fuerte biodiversidad. Paradójicamente, el éxito dependerá del tiempo que se permita observar (parcelas de observación comparativa) lo que ocurre de forma natural y lo que ocurre al seleccionar o limitar determinadas especies.

–¿A qué se enfrentan los gestores de este espacio natural?

–El reto para los gestores y, en general, para los políticos responsables de este ámbito es no lanzarse a una carrera loca con el objetivo, ciertamente loable, de borrar las huellas del desastre muy rápidamente, demasiado rápidamente.

–¿Qué papel se otorga en estas estrategias a los servicios de extinción de incendios?

–El éxito dependerá de que los servicios de extinción de incendios acepten tener en cuenta, más allá de los parámetros técnicos de accesibilidad y de protección, los riesgos que podrían crear las protecciones diseñadas sin pensar en la Naturaleza: la apertura de pistas puede, por ejemplo, favorecer la explosión de plantas invasoras o la caza furtiva. En La Réunion, la fase siguiente será incluir este tipo de proceso en todo plan de Defensa de los Bosques contra los Incendios (DFCI) a escala de toda la región.

–Los vecinos de la Sierra de La Culebra denuncian el beneficio que obtienen los lobbies de la madera, por lo que los pinos sustituyen en la reforestación a las masas arbóreas autóctonas como el roble y el castaño. También se denuncia el negocio que supone el fuego para los lobbies de empresas privadas que gestionan la extinción. ¿Esa visión se corresponde con la realidad?

–No puedo decir si tienen razón, no conozco el contexto lo suficiente. La tendencia a sustituir por coníferas a los árboles de hoja caduca es general porque aquellas tienen un crecimiento más rápido, lo que puede ser interesante en el caso de que se busque la protección del suelo contra la erosión, por ejemplo, y el beneficio económico también es más rápido. Pero, se recomienda plantar, como mínimo, bosques mixtos para resistir más fácil a los incendios y por la riqueza ambiental y paisajística.

–¿También en áreas protegidas?

–La cuestión es diferente ahí porque la prioridad es la gestión de la protección: el mundo económico debe acomodarse a utilizar las especies autóctonas (incluyendo coníferas si hay). Gestionar con precaución debería ser la regla, y tomar para reflexionar todos los parámetros naturales y humanos para evitar o minimizar los efectos. No se deben hacer trabajos contrarios al paisaje, a los medios naturales y las actividades humanas, trabajos que sirvan para gastar el dinero, en lugar de para actuar virtuosamente.

–¿Cuánto puede tardarse en recuperar la gran biodiversidad perdida en La Culebra?

–No se puede avanzar un tiempo de recuperación sin tener los elementos científicos necesarios. Va a depender del estado real y preciso del sitio que va a tomar unos meses teniendo en cuenta la superficie afectada. Va a depender de la capacidad de respuesta de los hábitats y de las especies; de las condiciones climáticas durante los próximos días y meses; y de los medios dedicados a la investigación científica para iniciar un verdadero plan de restauración favorable tanto a la naturaleza como a las actividades humanas.

Fuegos como el de Yellowstone o el de La Culebra exigen un plan que minimice el daño. Como poco

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–¿Qué tipo de biodiversidad podrán disfrutar los zamoranos tras este desastre?

–Dentro de unos años, tengo la confianza de que la repuesta de la naturaleza ayudada por los hombres nos darán una hermosa Sierra de la Culebra.

–¿El reconocimiento de Reserva de la Biosfera para la Sierra de la Culebra qué exigencias conlleva para la Administración que la gestiona?

–Son territorios con grandes valores naturales, que incluye como un bien a conservar las actividades humanas. Los gestores están obligados a definir un plan de gestión con objetivos concretos. Deben asegurarse de que todas las actuaciones que allí se desarrollan son acordes con la filosofía del programa, la conservación abierta, y gestionar esta, el desarrollo, las actividades, etc., sin olvidar las consecuencias en los componentes de la Reserva. La Culebra es parte de la Reserva de Biosfera Transfronteriza Meseta Ibérica, es importante apuntarlo porque la relación con otras áreas protegidas vecinas podría ayudar a la restauración tras este gran incendio.

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