L a historia reciente del Zamora CF está llena de sucesos rocambolescos, de situaciones que parecían insuperables, pero todavía estamos a tiempo de sorprendernos más con el club rojiblanco. La desastrosa situación a la que se ha llegado no ha hecho más que complicarse en esta temporada, la que -todo parece indicarlo- será la última de Segismundo Ferrero al frente de la nave. El constante deterioro de la situación económica y de la propia estructura interna está llegando a una situación límite.

En los últimos días ha estallado una crisis interna de consecuencias imprevisibles, con la confirmación de la rebelión de los dirigentes de la cantera y el apoyo que están recibiendo de algunos miembros de la directiva de Ferrero.

Ya en la última asamblea general, un técnico de las categorías inferiores del club lanzó varias cargas de profundidad contra la directiva, una intervención que desembocó en la ruptura de relaciones con el presidente que se mantiene desde hace tiempo.

Un paso más en este deterioro se ha producido en las últimas semanas con el surgimiento de una "anónima" corriente crítica que intenta imponer una modificación en los estatutos del club que nadie sabe muy bien para qué servirá y qué sentido tiene cuando al actual presidente le quedan tres meses escasos para tener que convocar elecciones.

Pero a la ruptura con la cantera, parece sumarse parte de la directiva con hechos significativos como el apoyo implícito a la modificación de estatutos o la presencia ayer en la rueda de prensa que ofreció el director de la cantera, Manu Alvarez, para denunciar ante la opinión pública que la situación es crítica pese a que hace tan sólo unos días que el club presentó un nuevo patrocinador.

Cabe preguntarse si detrás de estos movimientos subyace el germen de una candidatura alternativa para las próximas elecciones, pero sobre todo sorprende la actitud del presidente que transige todo este revuelo como si no fuera con él. En cualquier otra entidad, ya habrían rodado cabezas hace mucho tiempo. Aquí no pasa nada y, mientras, el enfermo se nos sigue muriendo.