En la discoteca, las primeras palabras de la denunciante a los mossos reflejaban el miedo a que su identidad se hiciera pública. Las capturó la cámara que llevaba uno de los agentes y que se activó por error. Una grabación que se ha escuchado en la sala, donde también se han visionado las dos horas de imágenes que recogieron las cámaras de seguridad del local. Basándose únicamente en esas grabaciones en las que se ve a Dani Alves bebiendo seis copas en menos de una hora, las psicólogas contratadas por la defensa consideran que el estado de embriaguez del acusado influyó en su conducta y en su capacidad para desinhibirse. Sin embargo, estas peritos se han contradicho al opinar que, pese a todo, Alves sabía lo que hacía y creen que era capaz de distinguir el bien del mal. Los forenses que atendieron a la joven no detectaron que estuviera simulando los síntomas y, pese al estrés postraumático que sufría, han declarado que su relato era coherente. Dato que contrasta con las cinco versiones que hasta ahora ha dado Dani Alves. Mañana se escuchará su declaración definitiva.