La población civil en la ciudad de Gaza no sólo afronta el horror de la ofensiva, sino también la hambruna, una de las peores consecuencias de la destrucción causada por la guerra. Este sábado un grupo de jóvenes palestinos ha trasladado varios sacos de harina como si fueran un auténtico botín en un territorio en el que más de dos millones de personas sufren los incesantes bombardeos por parte de Israel. La entrega de ayuda humanitaria en el norte y el centro de Gaza es muy escasa, al contrario de lo que ocurre en las zonas más próximas a la frontera con Egipto.